
24 de mayo de 2020
El nuevo escenario planteado por la pandemia del COVID-19 está transformando el panorama social en España y desde Agora, hemos puesto la vista en el sector fundacional.
Javier Nadal es el presidente de la Asociación Española de Fundaciones (AEF) una entidad que engloba a 806 fundaciones en nuestro país y que está llamado a tener un papel cada vez más relevante en la reconstrucción económica y social que se avecina.
Javier Nadal (Arén, Huesca, 1949) es Ingeniero de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid, y Diplomado (DEA) por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense. Presidente de la Asociación Española de Fundaciones desde 2011, es patrono de las Fundaciones Telefónica, FOESSA, Junior Achievement, Exit y Amigos de la Biblioteca Nacional de España. Durante su trayectoria profesional, ha ocupado, entre otros cargos de responsabilidad, el de director general de Telecomunicaciones; presidente de Retevisión; presidente Telefónica Argentina; presidente Telefónica del Perú; y vicepresidente ejecutivo de Fundación Telefónica.
Le entrevistamos sobre los principales desafíos del sector y su contribución a la recuperación social.
Pregunta: ¿Cómo crees que será el escenario Post-Covid19 para el sector fundacional?
Respuesta. El escenario será muy diferente y está ya cambiando. Hay dos o 3 elementos esenciales que estamos viendo:
- Un escenario de exclusión, por el aumento del desempleo y nuevas situaciones de vulnerabilidad. Afortunadamente, muchas fundaciones están ya trabajando en ese entorno aunque hay alguna particularidad, y es que algunos colectivos vulnerables van a salir perjudicados por la presión de otras necesidades (como refugiados e inmigrantes) que ya se están invisibilizando más. Y eso, con los nuevos excluidos, dibuja un panorama diferente.
- En segundo lugar, el protagonismo de la conectividad, de la revolución digital. En una situación compleja como esta, puede favorecer la actividad. Pero ha puesto en evidencia la brecha digital por ejemplo, en la educación. Afortunadamente en España, tenemos unas redes de extraordinaria calidad, pero subsiste la brecha digital: entre un 10-15% de niños han perdido conexión con el colegio porque no tienen dispositivos adecuados, no tienen internet, y tampoco los mayores. En esta brecha educativa también las fundaciones están haciendo un gran esfuerzo. Es un problema de inversión, de educación y alfabetización.
- La tercera brecha, de la que no se habla, es la brecha digital institucional. Hemos hecho una asamblea la AEF digital, y ha funcionado perfectamente. Sin embargo, esa cultura no la veo a nivel institucional. Las instituciones están muy paradas en ese sentido y si las instituciones no funcionan, se nos cae el sistema. La administración en general, está muy parada, y habrá que actuar en ese sentido.
P. En ese nuevo escenario las fundaciones jugarán más que nunca un papel de colaborador necesario con la Administraciones públicas. ¿Cómo se podría articular mejor esa alianza?
R. La crisis ha puesto en evidencia que el Estado y las CCAA ante una situación muy grave pueden no ser suficientes. En este caso, la sociedad civil se ha movilizado y el momento del pico, ha podido solucionarse por esta movilización. Pero las pandemias se pueden repetir, y este tejido social que se crea de la colaboración entre primer sector, Administraciones, sector privado y tercer sector, hay que tenerlo mejor engrasado y comprendido.
Las fundaciones vemos ese escenario que decía antes, vemos los problemas, pero afrontamos el problema de la sostenibilidad: es un sistema de vasos comunicantes donde empresas, administración pública y sociedad civil financian y colaboran y todas esas redes contribuyen.
El 10% de ingresos de las fundaciones proviene de los recursos de su patrimonio y un 30% de donaciones del sector empresarial. Estos dos capítulos este año se han caído estrepitosamente. Pero esta red tiene que estar mejor articulada; así por ejemplo, la ley de mecenazgo tiene que estar mejor pensada para que el tejido social y fundacional se mantenga y pensar en la sostenibilidad.
Ya en la crisis anterior, desaparecieron el 25% de los ingresos pero los gastos de las fundaciones se mantuvieron y fue el único sector económico que mantuvo el empleo entre 2008-14 porque redujo en una cuarta parte sus reservas. La sostenibilidad es fundamental.
P. En España contamos con muchos tipos de fundaciones desde las puramente filantrópicas, hasta las que persiguen un fin social y a largo plazo y otras que actúan como instrumentos de acción social, de marketing o que van dirigidas a maximizar el beneficio de las empresas. ¿Crees que esta diversidad supone una amenaza o un riesgo a la definición de la identidad del sector fundacional?
R. No debería ser un riesgo. La fundación por su propia naturaleza debe abarcar muchos ámbitos. Es un capital afecto al interés general. Y el modelo permite que algunas sean patrimoniales, otras son una idea excelente que necesita financiación, y otras ligadas a empresas. Todos los modelos son válidos, pero si se generase algún modo de distorsión de entendimiento por la sociedad, la transparencia es la que lo tiene que solucionar.
Somos diversos: asuntos sociales, cultura, investigación, estamos en todos los espacios y con distintas fuentes de financiación y eso es una gran riqueza y necesita ser bien comunicado.
No es sospechoso que haya empresas que financian actividades, pero en todo caso esa financiación tiene que ser transparente: orientada a la generación de valor para la sociedad, a un fin de interés general, no para beneficiar a personas concretas, a la familia o al grupo empresarial y en eso hay que ser muy riguroso.
P. A nivel legal, cada Comunidad Autónoma está desarrollando su propia normativa. ¿Cuál es su opinión sobre este marco regulatorio? ¿Existen CCAA más avanzadas que otras en este sentido o que puedan servir de referente al resto?
R. El sistema legal es bastante homogéneo, bastante razonable y no hay necesidad de cambio drástico. Sí tiene que mejorar sin duda en algunas cuestiones. Lo más importante, más que reformas legales, son reformas de actitud de cultura desde la Administración: la cultura de la supervisión.
Necesitamos un interlocutor que entienda mejor el sector fundacional. Las fundaciones necesitan ser transparentes, necesitan un buen gobierno y en eso la AEF está comprometida. Lo más importante de nuestro capital, es la confianza en la sociedad. En los Estatutos de la asociación somos rigurosos con eso. En este sentido, no entiendo que el protectorado no tenga como primer objetivo la transparencia y el bueno gobierno. Necesitamos un socio que aporte valor, no burocracia. Los protectorados están a un nivel administrativo pero no queremos nuevas leyes ni burocracia; queremos una interlocución basada en valores y otra actitud.
P. ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan las fundaciones?
R. Adaptarse a las nuevas necesidades, y no olvidarse de las antiguas (hay colectivos que pueden invisibilizarse y eso sería gravísimo). Y el reto de la sostenibilidad.
P. ¿Cuál es el papel que juegan las fundaciones en la regeneración económica y social de nuestro país? ¿Están midiendo esos impactos?
R. La medición de impactos es complicada: es fácil en algunas cuestiones como el número de becas concedidas, o el número de estudiantes beneficiados, pero medir cómo están transformando a la sociedad es complejo. Hay que fijar bien objetivos siendo ambiciosos pero siendo conscientes de que medir objetivos no puede llevar una parte importante de los recursos.
Al mismo tiempo, la medición de impactos ayuda a comprender nuestra labor; necesitamos más visibilidad. Tenemos a veces el defecto de estar centrarnos en acciones y pensar que la comunicación se hace sola; los recursos son escasos y te dedicas a las acciones, pero hay que comunicar y es una tarea que hay que hacer desde la AEF y desde el protectorado.
P. Finalmente, ¿Qué expectativas tienen en el Plan de Acción Europeo de Economía Social?
R. España es uno de los pocos países que tiene una Ley de economía social. Muchas fundaciones pertenecen a economía social y otras al mundo de la filantropía y en este último aspecto Europa está muy atrasada.
La AEF somos creadores junto con otros países de la Asociación Dafne, que reúne a todas las asociaciones de Europa, y hemos hecho una campaña para la sensibilización.
En Europa se ha creado ya un mercado único para muchas cosas pero para la filantropía no. Y es un gravísimo déficit de Europa: si hay una iniciativa filantrópica en un país, trasladarla a otro es muy difícil. Un alemán, no se puede beneficiar de incentivos fiscales de la fundación española porque la frontera no desparece. Pero no debe ser así. La filantropía debe ser europea porque necesita impactos más grandes.
El Manifiesto por la Filantropía Europea de 2019, pone en evidencia los perjuicios que la acción de las fundaciones está teniendo por tener barreras y frenos entre los países. En este sentido, los beneficios de la economía social en el ámbito europeo deberían tenerlos también las fundacion
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