
La transparencia se ha invocado como el principal instrumento para la rendición de cuentas empresarial. Son muchos los estándares que la han desarrollado en distintos contextos geográficos y en los tres factores ASG, desde las distintas versiones del GRI, pasando por los modelos de reporte de gobierno corporativo, las normas de información financiera y de valores, hasta el más reciente informe integrado o las nuevas tendencias de reporte digital.
Sin embargo, a pesar de su mayor grado de sofisticación, estos estándares y los informes que los desarrollan no agotan todas las posibilidades de la rendición de cuentas. Subsisten carencias en la cantidad y la calidad de la información, su materialidad, los canales de comunicación con los grupos de interés no son en ocasiones ni fluidos ni suficientemente operativos y falla la bilateralidad en la interlocución con los stakeholders.
La transparencia es condición necesaria pero no suficiente para la rendición de cuentas empresarial.
Para que la transparencia cree ecosistemas favorables y efectivos para la accountability y la responsabilidad social empresarial, necesita de perfecta capilaridad, ofreciendo información de las empresas y corporaciones que los grupos de interés sean capaces de interpretar y de utilizar, adoptando decisiones de consumo, compra o inversión informadas y responsables.
En este contexto,
¿pueden el big data y los datos abiertos fomentar la participación ciudadana en la lucha contra la corrupción, el cambio climático o la mejora de la responsabilidad social de las empresas? O más importante todavía, ¿puede la gestión del big data por la ciudadanía articular una nueva gobernanza de la RSC?
El big data aplicado a la RSC ofrece la oportunidad de acceder a datos corporativos más allá del reporte empresarial y cubrir las fallas detectadas en la accountability y la transparencia empresarial, y avanzar hacia una construcción activa y multistakeholder en la responsabilidad social corporativa. O dicho de otra forma, partiendo de la información proporcionada por múltiples grupos de interés, las herramientas de código abierto, y el activismo ciudadano, puede construirse Más y Mejor Responsabilidad social.
En el próximo artículo que publicamos esta semana, «Transparencia, Big Data y Responsabilidad Social Corporativa» reflexionamos sobre las posibilidades de la tecnología y los datos abiertos para construir una RSC más inteligente. Se habla ya de Smart Cities, de empresas inteligentes, de aplicaciones al servicio de la sostenibilidad – de las que en AGORA damos cumplida cuenta-; hay iniciativas como la Open Source Ecology (Ecología de Código Abierto), que está desarrollando el Equipo de Construcción de la Aldea Global, herramientas fáciles de usar que servirán para gestionar nuevas comunidades con poco dinero y de forma eficiente.
No hemos de caer en el fetichismo de los reportes de responsabilidad social, ni en la fe ciega en la transparencia de los datos. Evgeny Morozov ha descrito como nadie la complejidad de la gestión de datos y los riesgos de su falta de control por la ciudadanía. Desde el punto de vista de la información corporativa, cada vez son más los medios de comunicación que se hacen eco, para bien o para mal de los impactos empresariales. Y si bien hemos perdido el control de nuestros datos, todavía somos dueños de nuestras decisiones, de compra, de consumo, de afinidad o de boicot.
El trabajo continuo de las organizaciones de consumidores, los informes de ONGs, o las webs de denuncias, están conformando una base de datos silenciosa y alternativa a los discursos oficiales y más descafeinados. Falta que lo apliquemos con más fluidez y consciencia.
*Desde AGORA siempre hemos estado comprometidos en esta labor y creemos que nuestro compromiso con la RSC debe empezar siendo coherentes con lo que predicamos. Comenzaremos este mes a trabajar más en esta dirección y a ofrecer sobre la base de estudios concretos y rigurosos, datos que puedan informar nuestras decisiones como ciudadanos y consumidores conscientes.
(*Agradezco a Economistas Sin Fronteras su cortesía por permitirme reproducir, con modificaciones, el artículo homónimo publicado en el Dossier «La RSE ante la Crisis», 2014)
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