
14 de febrero de 2020
El pasado mes de enero, en su carta anual, el presidente de BlackRock, anunciaba que empezaría a vigilar más de cerca la transparencia de las empresas en materia medioambiental.
La mayor gestora de activos del mundo parece que ha comenzado a aplicar su nueva política en materia de sostenibilidad y ha señalado públicamente a Siemens por no considerar «la amplitud de riesgos» que supone el acuerdo de 2.000 millones de dólares en infraestructuras de la mina de carbón de Carmichael en Queensland (Australia).
Una declaración rara por parte de la gestora, que tradicionalmente se había limitado a mantener pequeñas participaciones en las cotizadas sin entrar de frente en la gestión o dirección de estas. En diciembre, Siemens firmó un contrato de 18 millones de euros para proporcionar sistemas de señalización ferroviaria para Carmichael, que rápidamente se convirtió en objeto de críticas por parte de activistas y ecologistas. Finalmente, esta controvertida participación ha desencadenado una campaña global para obligar a la compañía a retirarse del acuerdo.
Según BlackRock, «Aunque (Siemens) ha realizado un proceso de revisión interna del proyecto, está claro que requiere una revisión más exhaustiva de los riesgos potenciales, incluidos los riesgos ESG (Environmental, Social and Governance), y de proyectos futuros».
Sin embargo, las críticas de Blackrock también han estado rodeadas de polémica, pues la firma de inversión forma parte del accionariado de Siemens con un 5,4% de las acciones y no mostró signos de oposición en ningún momento a las decisiones de la gerencia del holding alemán.
El consejero delegado de BlackRock, Larry Fink, había afirmado en su carta anual de 2020 que, «en vista del trabajo que ya hemos realizado en materia de implicación sobre la presentación de información y los crecientes riesgos de inversión en torno a la sostenibilidad«, la gestora estaría «cada vez más dispuesta a votar en contra del equipo directivo y los miembros del consejo cuando las empresas no progresasen lo suficiente en la divulgación de información sobre sostenibilidad y en las prácticas empresariales y planes subyacente».
Para Greenpeace Alemania la postura de BlackRock que votó a favor de las propuestas de la junta (y que no incluían ninguna propuesta medioambiental) —es un gesto de ‘greenwashing’.
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