
4 de septiembre de 2021
La alarma ante el calentamiento global aumentó significativamente este agosto cuando el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU publicó su última evaluación, revelando que el mundo se está calentando mucho más rápido de lo que se pensaba.
El informe se ha publicado antes de la 26ª Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático de la ONU (COP26) a celebrar en noviembre aumentando la presión para que los líderes mundiales den pasos significativos para combatir el calentamiento global.
En una entrevista para Bloomberg, Christiana Figueres, exsecretaria ejecutiva de la Convención Marco de la ONU sobre el clima, ha manifestado que la COP de este año «podría ser un momento decisivo para la humanidad» haciendo especial hincapié en el papel de las instituciones financieras ante la lucha contra el cambio climático y especialmente de los fondos públicos en la economía. Figueres cree que los fondos soberanos deben acelerar sus medidas para detener el calentamiento global.
«Hasta ahora, las preocupaciones de los fondos soberanos sobre el cambio climático se han centrado en gran medida en la gestión del riesgo climático y el aprovechamiento de las oportunidades resultantes de la transición de bajas emisiones de carbono. Dada la gravedad de la crisis climática, esto ya no es suficiente», según Figueres.
Los fondos soberanos globales acumulan cada vez más capital. Según Global Sovereign Wealth Fund, la plataforma que rastrea los fondos soberanos de todo el mundo, éstos acaban de superar los 10 billones de dólares en activos bajo administración. El más importante de ellos en Europa es el fondo soberano noruego (Norges Bank Investment Management) que ha acumulado cerca de 1.4 billones de dólares solo en activos.
Solo un tercio tiene una estrategia climática
Sin embargo, a pesar de que muchos de ellos tienen en cuenta los problemas que plantea el cambio climático, pocos han formalizado una estrategia frente al cambio climático. Según una encuesta realizada por el International Forum of Sovereign Wealth Funds (IFSW), el 93% de ellos lo ve como un riesgo y una oportunidad para sus carteras y el 88% dice que lo tiene en cuenta en sus procesos de inversión, pero con grandes disparidades en sus metodologías y solo un tercio de los encuestados del estudio IFSW afirman que han formalizado una estrategia climática y un poco más de un tercio ha establecido objetivos climáticos para sus equipos de inversión.
Los fondos patrimoniales “deben desempeñar un papel activo en la reducción de la huella de carbono de su cartera”, según Figueres.
Muchos de estos fondos han anunciado estrategias de desinversión en fósiles y compromisos para aumentar la inversión en empresas y actividades verdes, pero se necesita mayor impulso.
Al igual que otros países con vehículos de inversión soberana, Noruega no ha suscrito su fondo a la Net-Zero Asset Owner Alliance. El Ministerio de Finanzas de Noruega está revisando actualmente un informe encargado por el gobierno que reevalúa la exposición del fondo al riesgo climático. Ese informe, publicado a principios de agosto, recomienda a las empresas de la cartera alinearse con objetivos netos cero para 2050, de acuerdo con el cronograma establecido en el Acuerdo de París de 2015, pero no aconseja explícitamente firmar el fondo con los objetivos de la alianza net-zero.
Para el ministro de Finanzas noruego, Jan Tore Sanner, la prioridad del fondo noruego ha de ser el rendimiento financiero y para su gobierno, el fondo no debe convertirse en una herramienta de política climática.
Por su parte, el Foro Internacional de Fondos Patrimoniales Soberanos en Londres sugirió que se está poniendo demasiado énfasis en los objetivos netos cero.
Pero no solo esto. Hay crecientes evidencias de que la industria de la gestión de inversiones está utilizando estrategias ambientales, sociales y de gobernanza como otra forma de generar más dinero, sin tener un impacto significativo en el cambio climático o la justicia social. Solo en Europa, los administradores de fondos ya han tenido que quitar la etiqueta ESG de 2 billones de dólares en activos en previsión de regulaciones más rigurosas. Y el brazo de gestión de patrimonio de Deutsche Bank AG, DWS, fue noticia a finales de agosto mientras se investiga en los EE. UU. y Alemania por acusaciones de lavado verde.
Las autoridades reguladoras deben ser parte de esta transición y exigir a todas las entidades e intermediarios financieros, herramientas fiables y estrategias creíbles para transformar sus modelos de inversión para realmente descarbonizar sus carteras. Los científicos han dejado en claro que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es la única esperanza que tiene el planeta, si es para evitar una catástrofe climática.
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