
La crisis de los refugiados en Europa, de la que se han hecho eco ampliamente los medios de comunicación a lo largo de este año 2015 por tratarse de la mayor crisis migratoria en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, ha visibilizado muchos de los problemas que existen tanto en los países de origen de los refugiados como en los países de destino.
Durante este 2015, más de medio millón de personas han intentado alcanzar las fronteras del Viejo Continente, atrayendo la atención de unos ciudadanos europeos que han manifestado su solidaridad pero desde una no disimulada distancia. Según el vicepresidente de la Comisión Europea(1) , Frans Timmermans, es «una crisis mundial que necesita una respuesta europea».(2) El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados declaró que Europa está frente a una «de las mayores afluencias de refugiados en décadas» y enfatizó que se trata de «una crisis de refugiados, y no sólo un fenómeno migratorio» (3) .
En medio de la actual crisis migratoria, lo que más preocupa a la comunidad internacional es la incapacidad de las autoridades de los países afectados para encontrar una solución al drama humano. Mientras Europa construye muros para protegerse del flujo migratorio y contempla incluso usar las fuerzas armadas contra la llegada masiva de inmigrantes, se suceden a diario las noticias sobre la muerte de migrantes que huyen de sus países devastados por conflictos, sobre todo de Oriente Medio y África. Los países originarios de esta crisis parecen inmunes al éxodo de sus ciudadanos y a la pérdida irreparable de un capital humano fundamental para avanzar en el futuro.
Esta crisis se está analizando por múltiples expertos para conocer (o reconocer en voz alta) las causas claves que provocan estos fenómenos e igualmente se ha puesto en evidencia (una vez más) la capacidad de reaccionar conjuntamente de la Unión Europea frente a estas crisis que atentan contra uno de los principales objetivos de la UE: “la promoción de los derechos humanos, tanto dentro de nuestras fronteras como en todo el mundo”(4) . No obstante, lo que se ha manifestado es la débil política exterior europea, que no consigue hablar al unísono mientras cada país miembro afectado actúa de manera paralela, situación que nos conduce a cuestionarnos si la Torre de Babel se encuentra inmersa en una profunda encrucijada.
La ciudadanía europea está familiarizada con todos los conceptos y definiciones que existen en el marco de los flujos migratorios pero pocos se preguntan por sus causas, por qué las personas abandonan sus lugares de origen y luchan exponiendo su vida y dignidad por alcanzar una tierra que normalmente no les ofrece lo que ellos buscan. Aun así, en la actualidad los desplazamientos de refugiados adopta cada vez más la forma de éxodos masivos.
No obstante, los refugiados(5) no son migrantes en el sentido usual de la palabra. Se desplazan obligatoriamente y no con base a una decisión significativa. Su objetivo inmediato consiste en buscar protección y no un resultado migratorio. En los últimos años se viene dando la tendencia de que muchas personas necesitadas de protección internacional se desplazan dentro de un flujo más amplio en el cual se encuentran entrelazados movimientos forzados y voluntarios.
Al no existir un régimen internacional para los migrantes comparable al de los refugiados que aborde y permita la gestión de los amplios movimientos migratorios, los Estados han adoptado algunas medidas para la gestión de la migración, tales como el establecimiento de requisitos de visas, la imposición de responsabilidades para los transportistas y la interceptación más allá de las fronteras. Si bien estas medidas se enfocan en la migración irregular, también pueden limitar la capacidad de los refugiados de solicitar el asilo. Asimismo, los Estados han procurado crear procedimientos para evitar que se abuse de los sistemas de asilo con propósitos migratorios.
Hoy la gran preocupación de los Estados consiste en cómo controlar y adoptar políticas públicas en materia de migración que logren producir una buena conjunción entre los intereses de los Estados y las necesidades humanitarias de quienes lo requieran. Pero estos deseos no se concretan con la realidad de las medidas adoptadas por los países. ¿Cómo se pretende abordar esta crisis? Si se analizan las políticas públicas de cooperación internacional llevadas a cabo por los países europeos, podemos constatar, por una parte, la reducción sistemática de presupuesto destinado a ayuda al desarrollo, y por otra, que en algunos países se produce un incremento de esta partida, si bien ésta nunca se destina a los países más pobres.
A modo de ejemplo nuestro país, España, viene registrando una reducción consecutiva del gasto destinado a la Ayuda al Desarrollo desde el año 2008, llegando en el 2014 al 0,17% (6)de la renta nacional bruta, muy por debajo de la media de la UE del 0,41%, que está muy lejos a su vez del objetivo de Naciones Unidas de destinar el 0,7% de la renta nacional bruta para ayuda al desarrollo. España ha pasado a la cola de los países que destinan presupuesto para esta partida, siendo el porcentaje inferior al umbral mínimo de esfuerzo que establece el CAD(7) para los miembros de dicho Comité, equivalente al 0,20% de su renta nacional bruta (RNB).
Aun en un contexto de crisis, varios países han superado el 0´7% (como Reino Unido, con un 0,72% o Luxemburgo con un 1%), pero este incremento global de la ayuda al desarrollo no se ha traducido, sin embargo, en un mayor apoyo a los países más pobres.
Esta crisis de los refugiados está poniendo en evidencia la necesidad de revisar la estrategia de cooperación con los países en vías de desarrollo en general y los más frágiles en particular, desde todos los puntos de vista, ya que es evidente que sus efectos no son nada positivos. Es en estos momentos cuando los estados desarrollados se unen para evitar que los refugiados se inserten en su territorio, no obstante, dada la alta atención mediática que conllevan estas tragedias humanas, los líderes de estos países no pueden obviar este problema que duele tanto desde lo humano como desde lo político. Las ayudas destinadas a paliar los origines de estas crisis no dejan de ser parches para calmar la situación de unas poblaciones que están inmersas en la desesperanza y lo único que tienen y que arriesgan es su vida. Unas vidas que están condenadas a soportar niveles de pobreza y sufrimiento inimaginables para aquellos ciudadanos que han tenido la suerte de nacer en zonas donde se garantiza la protección de los derechos fundamentales y se ofrecen unos mínimos servicios básicos.
Si algo bueno tienen las crisis es que generalmente suelen conducir a cambios y reformas positivos. En estos casos concretos se aprecia claramente que el sistema global en el que nos encontramos está totalmente desequilibrado, que los países que dirigen las políticas mundiales no las están gestionando correctamente, que los dirigentes de los países en desarrollo no están tomando las medidas correctas y que el ser humano, por muchas fronteras físicas y administrativas que encuentre a su paso, siempre luchará por su supervivencia y por la mejora de sus condiciones de vida. Y no habrá frontera real o imaginaria que pueda retener los flujos migratorios.
Es un momento para reflexionar y hacer un ejercicio sincero de balance, de analizar por qué los éxodos son cada vez más frecuentes, de valorar qué es lo que se debería cambiar en el sistema económico y político mundial para que tantas personas no se vean obligadas a desplazarse a otros lugares y por qué los países en desarrollo tienen regímenes dispares pero que comparten tanto la falta de apoyo a la cohesión social y el respeto de los derechos humanos dentro de sus sociedades como el uso recurrente de la violencia para resolver sus conflictos, en contraposición a otros países de sólidas trayectorias democráticas que ven impávidos cómo se producen atroces guerras a su alrededor sin que sus métodos de resolución de conflictos puedan llevar paz a dichos lugares.
Se valoran los pasos que se están dando desde hace una década para que la ayuda sea más eficaz, pero todavía hay mucho que perfeccionar para que la ayuda sea real y efectiva, para que las acciones sirvan para la mejora de la calidad de la vida de los ciudadanos y no para que se acrecienten las diferencias de la inmensa mayoría de la población con respecto a las élites de las naciones pobres. Por ello, la ayuda no puede ir condicionada a ninguna otra política ni a ningún otro interés si no es a otro que colmar su objetivo de apoyo al desarrollo de naciones más frágiles y a la consolidación de Estados de Derecho.
Las crisis de refugiados, migrantes, desplazados, asilados, o como queramos llamarlos serán constantes si no se toman medidas reales y coherentes con la realidad sobre el terreno, y ello mientras los países de destino no dejen de poner tiritas a problemas severos que vienen provocados por el sistema global en el que nos encontramos, tanto más cuanto que son aprovechados y se ven exacerbados por aquellas personas que hacen negocio con la tragedia humana.
Imagen de Flickr bajo licencia Creative C
ommons de European Commission DG ECHO
1 La Comisión Europea es el órgano ejecutivo, políticamente independiente, de la UE. La Comisión es la única instancia responsable de elaborar propuestas de nueva legislación europea y de aplicar las decisiones del Parlamento Europeo y el Consejo de la UE. http://europa.eu/about-eu/institutions-bodies/europeancommission/index_es.htm
2 Visita del Vicepresidente a la zona de refugiados en Calais (Francia). 31 de agosto 2015. http://internacional.elpais.com/internacional/2015/08/31/actualidad/1441011455_240909.html
3 Declaración del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados sobre la crisis de refugiados en Europa. http://www.acnur.org/t3/noticias/noticia/declaracion-del-alto-comisionado-de-las-naciones-unidas-paralos-refugiados-sobre-la-crisis-de-refugiados-en-europa
4 Recogido tras el Tratado de Lisboa en un único documento: La Carta de los Derechos Fundamentales reconoce una serie de derechos personales, civiles, políticos, económicos y sociales de los ciudadanos y residentes de la UE, consagrándolos en la legislación comunitaria.http://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?uri=URISERV:l33501 5 https://www.iom.int/es
6 http://www.oecd.org/dac/
7 El Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) es el principal órgano de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para las cuestiones de la cooperación al desarrollo. http://www.oecd.org/dac
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