
En la mayoría de países de la OCDE, la brecha entre ricos y pobres está en su nivel más alto y aumentando desorbitadamente.
El informe «Trends in Income Inequality and its Impact on Economic Growth«, descubre que en la mayoría de países de la OCDE, la brecha entre ricos y pobres está en su nivel más alto en 30 años. Hoy en día, el 10% más rico de la población en la OCDE área gana 9,5 veces más que el 10% más pobre. En la década de 1980 esa proporción se situaba en el 7.1. Ahora bien, ¿cómo se vincula esa desigualdad al crecimiento económico?
Esta investigación [1] muestra que cuando la desigualdad de ingresos se eleva, el crecimiento económico cae. Para ello, la OCDE realiza un análisis econométrico de cómo se distribuyó la renta en una veintena de países durante dos décadas (1985-2005) y cómo afectó al crecimiento. Su principal conclusión es que hay que fijarse más en lo que ocurre con las personas con menos ingresos, que ya suponen el 40% de la población, y no en los más ricos.
En este informe, los expertos de la OCDE calculan que un aumento en el índice de Gini -en el que 0 es una distribución de renta totalmente igualitaria y 1 simboliza la mayor desigualdad- como fue el caso del registrado por España durante la crisis, o como el experimentado por el promedio de los países de la OCDE de los años ochenta hasta la actualidad, rebaja el crecimiento económico en 0,35 puntos porcentuales por año.
La OCDE indica que el factor más importante para el impacto de la desigualdad en el crecimiento, es la brecha que existente entre los hogares con ingresos más bajos y el resto de la población. Además señala que la desigualdad dificulta el crecimiento económico, fundamentalmente, porque los individuos más desfavorecidos tienen menos oportunidades educativas, reduciendo su movilidad social y obstaculizando el desarrollo de competencias.
¿Cuáles son las propuestas de la OCDE?
Este informe señala que los programas contra la pobreza no son suficientes. Se debe aumentar y facilitar el acceso de la población a los servicios públicos, tales como una educación de alta calidad, una buena cobertura sanitaria o formación laboral, considerándolas inversiones a largo plazo para crear mayor igualdad de oportunidades.
La OCDE dice que abordar la desigualdad a través de políticas fiscales y de transferencias no perjudica el crecimiento, siempre que estas políticas estén bien diseñadas e implementadas. En particular, señala que los esfuerzos de redistribución deben centrarse en las familias con niños y jóvenes, ya que los resultados educativos se deterioran cuando la desigualdad de ingresos se eleva.
[1] Cingano, F. (2014), «Trends in Income Inequality and its Impact on Economic Growth», OECD Social, Employment and Migration Working Papers, No. 163, OECD Publishing.
Enlace al documento: http://www.oecd-ilibrary.org/docserver/download/5jxrjncwxv6j.pdf?expires=1418200862&id=id&accname=guest&checksum=FB42CFEEA47345EB511107957BA0D12A
Fuente foto: OECD
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