
- Las tendencias en RSC y sosteniblidad para el 2018 vienen marcadas por una mayor incidencia del actúa local y piensa global
- Temas más tradicionales como la diversidad y la inclusión social ganan en amplitud y arraigo en la estrategia empresarial
- El desarrollo de los ODS vendrá de la mano de las innovaciones tecnológicas más que de la voluntad política y empresarial
2 de enero de 2018
Helena Ancos
Directora de Agora y Ansari, Innovación Social
Diez Tendencias en RSC y Sostenibilidad para 2018
Las tendencias en sostenibilidad para el próximo año no son, ni mucho menos, nuevas, sino que representan temas que han emergido en los últimos años y que suponen prioridades de gestión empresarial u oportunidades para la resolución de acuciantes problemas sociales y medioambientales.
Los temas que sin duda han marcado la agenda de 2017 en sostenibilidad han sido los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y el cambio climático. Junto a ello, el año que cierra ha dejado claro que los verdaderos motores de cambio, tanto a nivel político como social, surgen a nivel local. El piensa global y actúa local, está emergiendo con un inusitado vigor en ámbitos antes impensables y su acción está promoviendo en un goteo continuo, cambios en casi todas las facetas de la sostenibilidad.
En este contexto, diez son las tendencias que hemos seleccionado como claves para el próximo año:
- Empresa y ODS
- Cambio climático, tecnología y descarbonización de la economía, prioridad para los inversores
- Equidad salarial
- Responsabilidad Fiscal
- Activismo Empresarial y Marcas activistas
- La transparencia gana al reporting
- Diversidad e inclusión social
- Cláusulas sociales y contratación pública
- ¿Qué fue de la Economía colaborativa?
- Economía circular
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Empresa y ODS
Que existe una relación directa entre los ODS y el ámbito empresarial es una cuestión ya negada por pocos. El logro de los ODS depende de la implicación del sector privado por la necesidad de escala, por la necesidad de cambios en el modelo de producción y de consumo, por la necesidad de innovación, o por las alianzas con otros actores.
Pero, además, el futuro de las empresas también depende de los ODS. Si se reduce la desigualdad (ODS 10), los conflictos (ODS 16), se lucha contra la corrupción (ODS 8) y se frena el desarrollo ambiental (ODS 15), se creará un contexto más favorable para los negocios. Junto a ello, las empresas tienen incentivos económicos, la oportunidad de anticiparse a los cambios constantes, y prevenir riesgos, amén de un caldo de cultivo idóneo para la innovación.
Ahora bien, para idear iniciativas empresariales en el logro de los ODS tendrán que:
- entender las oportunidades de mercado de los ODS para cada sector empresarial dirigiendo la planificación estratégica y la innovación a soluciones sostenibles.
- colaborar con pares del sector: la cooperación a largo plazo es la base de la creación de sistemas más complejos, diversos y resilientes, sistemas en definitiva, con mayor probabilidad de éxito, y el intercambio de buenas prácticas.
- Trabajar con los encargados de formular políticas para pagar el verdadero costo de los recursos naturales y humanos, avanzar en sistemas de medición, y la alineación con las agendas de desarrollo nacionales.
Los ODS como señaló Ban-Ki-Moon en su informe de síntesis para la preparación de los ODS – son la antesala de una gran transformación pero no en sí mismos, sino por los desafíos que abordan. Y como tal desafío han de ser vividos por las empresas.
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Cambio climático, tecnología y descarbonización de la economía
El mundo ya está siendo testigo del dramático impacto del cambio climático en los sistemas naturales. La degradación del aire y la tierra, la escasez de agua, la deforestación, la contaminación marina y la disminución de la biodiversidad. Esto se traduce en la creciente frecuencia y gravedad de los peligros naturales, que conducen a más desastres por el crecimiento de la población y los patrones de desarrollo económico. Así mismo, el cambio climático socavará la seguridad alimentaria, exacerbará las amenazas a la salud, afectará negativamente la disponibilidad de agua y provocará grandes desplazamientos de población.
Poner coto a tiempo a este marco apocalíptico solo puede venir de la mano de políticas efectivas, compromiso político pero sobre todo, de innovaciones tecnológicas disruptivas. Las innovaciones tecnológicas serán claves en la carrera contrarreloj frente a la degradación ambiental: la generación solar y eólica se está volviendo más barata y más confiable, especialmente cuando se combina con soluciones de almacenamiento de energía; los parques eólicos flotantes para capturar la energía eólica sobre los océanos; las hojas biónicas para el almacenamiento de energía renovable; las baterías de litio; los biocombustibles a partir de enzimas monooxigenasas líticas de polisacáridos, la tecnología blockchain y sus múltiples aplicaciones en la cadena de valor, son solo algunos ejemplos.
En esta carrera, la creación de valor compartido y el retorno empresarial están más cercanos que nunca.
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Financiación para el desarrollo y prioridades de los inversores
El vínculo entre pobreza y vulnerabilidad a los peligros naturales es claro, así como la inequidad entre naciones, ya que los países y las poblaciones que pueden verse más perjudicadas por los impactos del cambio climático son los menos preparados para abordarlos.
Por ello, y para alcanzar los ODS, las estrategias de financiación deben movilizar a todas las fuentes de financiación, públicas y privadas, nacionales e internacionales. Ante la ya clásica cicatería de los países desarrollados a aumentar la financiación al desarrollo y la renuencia en el compromiso en la lucha contra el cambio climático, la iniciativa empresarial y la de los inversores, pasará a un primer plano.
Desde el año 2000 han surgido varias asociaciones innovadoras de múltiples partes interesadas, como el Fondo Mundial y nuevos mecanismos de financiación para el desarrollo, incluidos los bonos verdes. Será esencial ampliar los mecanismos probados en cuanto a tamaño, alcance y alcance geográfico.
Además de esto, los inversores se están involucrando cada vez más, alejándose progresivamente de la financiación de combustibles fósiles. Por ejemplo, en la One Planet Summit el 12 de diciembre de 2017, el Banco Mundial se comprometió (entre otras cosas) a dejar de financiar nuevas exploraciones de petróleo y gas a partir de 2019. A esta declaración se unieron entidades como la compañía de seguros AXA o el banco ING, comprometiéndose a desvincular sus inversiones progresivamente de los proyectos de combustibles fósiles. Los inversores institucionales también muestran un interés creciente en la huella de carbono y la Corporación Financiera Internacional ha hecho de las inversiones mitigadoras del cambio climático una de sus máximas prioridades con 28 trillones de dólares para los próximos 20 años.
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