
2 de julio de 2021
- The Economic Case for Nature es parte de una serie de documentos del Banco Mundial que establece la justificación económica para invertir en la naturaleza y reconoce cómo las economías dependen de la naturaleza para servicios que en gran medida están subvalorados.
- Este informe presenta un ejercicio de modelado global integrado de economía de ecosistemas, el primero en su tipo, para evaluar las respuestas de política económica a la crisis mundial de la biodiversidad.
Al modelar la interacción entre los servicios de la naturaleza y la economía global hasta 2030, el informe apunta a una variedad y combinación de escenarios de políticas disponibles para reducir el impacto de las pérdidas de la naturaleza en las economías. Este marco de modelado representa un paso importante hacia la toma de decisiones ‘inteligentes con la naturaleza’, ya que busca apoyar a los responsables de la formulación de políticas que enfrentan complejas compensaciones que involucran la gestión del capital natural.
El declive global de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos es un problema de desarrollo. Las economías están integradas en la naturaleza y dependen en gran medida del flujo de bienes y servicios que genera, como alimentos y materias primas la polinización, la filtración del agua y la regulación del clima.
La naturaleza sustenta los 17 Objetivos de Desarrollo de Desarrollo Sostenible y ofrece opciones rentables para mitigar la crisis climática.
Sin embargo, la mayoría de los indicadores de la extensión y la salud de los ecosistemas naturales son una señal de alarma. El 75% de la superficie terrestre libre de hielo de la Tierra ha sido significativamente alterada por la actividad humana; la abundancia de especies de vertebrados ha disminuido en casi un 70% desde la década de 1970 (WWF 2020); y 14 de las 18 categorías de los ecosistemas evaluados han disminuido durante el mismo período (IPBES 2019). Estas tendencias amenazan el bienestar y las perspectivas de desarrollo de comunidades y economías enteras, incluidas las que más necesitan este capital natural, ya sea para salir de la pobreza o para seguir siendo resistentes a las naturales y económicas.
Dado que las economías están integradas en la naturaleza, las políticas de fomento del desarrollo económico deben ser también beneficiosas para la naturaleza.
Nuestra capacidad de producir bienes y servicios valiosos para una población creciente está limitada por el hecho de que no podemos vivir y operar fuera de la naturaleza (Dasgupta 2021). En el centro del desafío está la necesidad de integrar la naturaleza en la toma de decisiones a todos los niveles, para mejorar nuestra mejorar nuestra capacidad colectiva de utilizar los bienes y servicios de la biosfera que se regenere para que esos bienes y servicios se mantengan o mejoren a lo largo del tiempo.
Este informe presenta un ejercicio de modelización global integrado, el primero de su clase, que demuestra la importancia económica de la naturaleza y de los servicios y ayuda a la comunidad mundial a dibujar un panorama de posibles escenarios de la interacción entre los servicios de la naturaleza y la economía mundial hasta 2030. Reconociendo que las economías dependen de los servicios de los ecosistemas y que la pérdida de los activos de la naturaleza se debe a las decisiones económicas, este informe presenta un novedoso marco de modelización que utiliza datos económicos para estimar cómo podría reaccionar una economía a los cambios en determinados servicios de los ecosistemas.
El modelo permite estudiar el impacto de los cambios en estos servicios de los ecosistemas -polinización, suministro de madera y alimentos de las pesquerías marinas, y de la pesca marina y la retención de carbono por parte de los bosques, en la economía mundial y viceversa, entre 2021 y 2030, para fundamentar la elaboración de políticas. Este trabajo representa un paso importante hacia la toma de decisiones económicas «inteligentes para la naturaleza».
El público principal son los responsables políticos, especialmente los ministerios de finanzas, planificación económica, medio ambiente y agricultura, que se enfrentan a las que se enfrentan a las complejas disyuntivas que conlleva la gestión del capital natural a nivel nacional y deben sopesar los costes y beneficios de las distintas respuestas políticas a la crisis mundial de la de la biodiversidad. Mientras las naciones formulan un nuevo conjunto de objetivos globales de biodiversidad en la histórica Conferencia de las Partes (COP-15) del Convenio sobre la Diversidad Biológica Diversidad Biológica (CDB), este informe muestra que las políticas inteligentes para la naturaleza, en particular las que apoyan la innovación, son una ventaja para la biodiversidad y la salud y los resultados económicos. El análisis contribuye a los fundamentos analíticos de un desarrollo verde, resistente e inclusivo, incluso para la recuperación posterior a la crisis de la COVID-19.
Las oportunidades que se avecinan
La próxima década ofrece una importante oportunidad para poner la salud planetaria y la salud humana en la misma dirección. Las partes del CDB se están preparando para la COP-15 en Kunming, China, durante la cual se espera un nuevo acuerdo sobre la naturaleza.
El marco mundial de la biodiversidad posterior a 2020 ofrecerá una oportunidad única para movilizar, durante la próxima década, a un conjunto diverso de partes interesadas, y comprometerlos en una acción decisiva para revertir la pérdida de la naturaleza de la naturaleza mediante la conservación, el uso sostenible y el reparto equitativo de los beneficios de la de la biodiversidad. Además, la COP-26 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático dará un nuevo impulso a la agenda de la naturaleza porque los ecosistemas sanos contribuyen a la mitigación del cambio climático y aumentan la de la sociedad ante el mismo.
Para aprovechar las oportunidades que ofrecen las políticas inteligentes para la naturaleza, como parte de la definición y aplicación del acuerdo de Kunming, los países se pueden beneficiar de:
– Reforzar la acción coordinada a nivel mundial, lo que garantizará que las políticas inteligentes con respecto a la naturaleza aporten todos sus beneficios y reduzcan el riesgo de que algunos países se aprovechen de ello.
– Aumentar la capacidad de diseñar y aplicar reformas políticas capaces de producir impactos económicos y ecológicos. Es especialmente importante abordar los desafíos de la economía política nacional relacionados con la pérdida de algunos grupos sociales de estas políticas.
Dado que se prevé que la mayoría de los países tengan ganancias netas del PIB a nivel de la naturaleza, debería ser posible compensar a los perdedores y garantizar al mismo tiempo un beneficio neto para la economía global.
– Hacer que las políticas inteligentes para la naturaleza formen parte de la consecución de los objetivos globales de conservación como el objetivo «30×30», que se espera que se adopte en la CDB COP-15: aunque será necesario ayudar a los países de bajos ingresos a movilizar los recursos necesarios para compensar la pérdida económica neta que se prevé para alcanzar el objetivo 30×30, es probable que el coste de dicha compensación sea menor si se adoptan al mismo tiempo políticas inteligentes para la naturaleza, ya que éstas reorientarían los recursos para evitar la conversión de tierras naturales, reduciendo así el coste de oportunidad de no convertir las tierras naturales.
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