
1 de septiembre de 2019
Hace dos años, el fondo soberano de Noruega (GPFG) el más grande del mundo, y que gestiona 1.1 billones de dólares, y que ha cimentado buena parte de sus ganancias en el petróleo del Mar del Norte, anunciaba la desinversión de hidrocarburos, para protegerse de las fluctuaciones del mercado.
En marzo de este año, Siv Jensen, el Ministro de Finanzas de Noruega, confirmaba esta estrategia y anunciaba una desinversión gradual donde solamente se incluían las compañías especializadas en la exploración y producción de petróleo y gas.
Pero ante la oposición política de dos de los partidos más favorables a la industria petrolera, el gobierno ha dado un paso atrás, y ahora la exclusión solo afectaría a los productores de petróleo crudo y no afectaría a empresas integradas, empresas de servicios, refinerías, petroquímicas, etc. Según Bloomberg, el plan representa solo $ 5.7 mil millones, o a modo de ejemplo, menos del 2.5% que posee el fondo en el capital de Shell.
Con esta medida, la estrategia sería que el fondo esté menos expuesto a las fluctuaciones del precio del crudo y confirma que no está vinculada a criterios medioambientales, sino a motivos financieros, como ya afirmase el Banco central de Noruega en 2017.
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