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La vulneración de los Derechos Humanos en las cadenas de suministro de la industria pesquera.
Según datos publicados por la Organización Internacional del Trabajo, tres de cada 1.000 personas en el mundo sufren trabajos forzosos. Cerca de 21 millones de personas son víctimas de trabajo forzoso en todo el mundo y se encuentran atrapadas en empleos que les han sido impuestos y que no pueden abandonar.
The Guardian encontró que el mayor productor de langostinos del mundo, con sede en Tailandia, Charoen Pokphand (CP) Foods , compraba harina de pescado, de la que se alimentan sus langostinos cultivados, a proveedores que poseen, operan o compran a barcos de pesca tripulados con esclavos. En Tailandia, los sobrevivientes de trabajos forzosos declararon a The Guardian sobre las «condiciones terribles, incluyendo turnos de 20 horas, palizas regulares, torturas y asesinatos al estilo ejecución» a las que se vieron sometidos.
En más de 50 países se han descubierto casos de trabajo esclavo en los barcos de pesca de los operadores de esos países. La investigación de The Associated Press en Indonesia a principios de este año descubrió el uso del trabajo forzado en la industria del marisco en el Sudeste Asiático. Como parte de esta investigación, realizada a lo largo de un año, Associated Press entrevistó a más de 340 antiguos esclavos, en persona o por escrito. Las historias no dejan a nadie indiferentes: se azotaba a la tripulación con cola de raya venosa, se les mantenían en jaulas cerradas para evitar que se escaparan y muchos horrores más.
Éstas y otros informes evidencian que son muchas las empresas que están cada vez más motivadas a emplear mano de obra barata e incluso trabajo forzoso, y el principal motivo parece ser el aumento de la demanda de marisco barato.
Desde el camarón, al atún, a los alimentos para mascotas: el mercado mundial de pescado está contaminado con mariscos capturado de forma insostenible y por trabajadores a los que se les han negado sus derechos más fundamentales.
¿Qué se podría hacer para garantizar que la industria pesquera ofrece un trato justo y digno a los trabajadores?
Sin duda la respuesta es obvia es un problema de toda la industria, para abordarlo se necesitaría un compromiso real de todos los involucrados: gobiernos, proveedores, operadores de buques, compañías pesqueras, minoristas y también de los consumidores. Y en última instancia, los supermercados que venden mariscos también deben asumir su parte de responsabilidad. Si los minoristas no son cuidadosos con sus proveedores y las políticas de captura de los mariscos utilizadas, se convertirían, ellos mismos y sus clientes, en involuntarios cómplices de abusos laborales.
Greenpeace EEUU recientemente publicó la edición 2015 del Carting Away the Oceans, informe en el que se encontraron evidencias de esclavitud y abusos sobre los derechos humanos en la industria pesquera. En este informe se evalúan y clasifican a los supermercados por su desempeño en la protección de la industria de mariscos. Según esta investigación mientras que los minoristas estadounidenses como Whole Foods están haciendo un buen trabajo al ofrecer mariscos de océanos seguros, grandes cadenas como Walmart están vinculadas a las prácticas de pesca destructivas, y algunas compañías incluso están relacionadas con las violaciones de los derechos humanos. Los hallazgos de Greenpeace afirman que son varios los minoristas que ya están dando los primeros pasos para hacer frente a los problemas de vulneración de los derechos humanos, sin embargo los 25 minoristas señalados en este informe tienen aún un importante trabajo por hacer.
Y no es sólo un problema de Estados Unidos. Mariscos vinculados a violaciones de los derechos humanos y a la destrucción del medio ambiente están presentes en el mercado mundial, es un problema que existe en todas partes.
Sin duda, son muchas las cosas que se pueden hacer desde la RSC y también como consumidores de mariscos y pescados, entre otras:
- Los supermercados y minoristas deberían vigilar su cadena de proveedores, exigir auditorias y controles que garanticen que la mercancía que venden procede de la pesca legal, sostenible y socialmente responsable.
- Como consumidores, deberíamos exigir que el marisco que compremos no esté vinculado a abusos contra los derechos humanos.
- Comer menos pescado. La demanda actual de productos del mar es muy superior a lo que se puede entregar a partir de fuentes sostenibles. La reducción del consumo de mariscos puede ayudar a disminuir la presión sobre nuestros océanos, lo que garantizará el pescado para el futuro.
Sin duda, los supermercados tienen gran poder en este tema y deberían asumir su parte la responsabilidad y mantener entre sus proveedores a los que presten información fiable de dónde proceden y cómo se obtienen sus productos. Y los consumidores deberíamos exigir pescados y mariscos sostenibles.
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