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Los Derechos Humanos son derechos y libertades fundamentales inherentes a todos los seres humanos, sin discriminación. El fundamento básico de los Derechos Humanos es que todas las personas deben ser tratadas con dignidad.
El derecho internacional de los Derechos Humanos se aplica a los gobiernos y no plantea obligaciones jurídicas directas a las empresas. Sin embargo, los derechos humanos se extienden a muchos campos donde las empresas tienen influencia; por ejemplo, las prácticas de empleo, la seguridad, la salud y la seguridad industrial, la protección del medio ambiente, la administración de productos, la participación comunitaria, el respeto a los grupos vulnerables y la reducción de la pobreza.
En el lado positivo, las empresas proporcionan puestos de trabajo, promueven el desarrollo económico, fabrican productos y ofrecen servicios que permiten a las personas vivir una vida digna. Sin embargo, en ocasiones la empresa puede afectar negativamente sobre los derechos humanos de sus empleados y trabajadores en su cadena de suministro, de sus clientes, o de las comunidades circundantes, viéndose agravada la situación cuando no son considerados dichos riesgos y además no se establecen mecanismos para mitigarlos.
En la investigación Evaluando el impacto de proyectos de inversión en derechos humanos. Antecedentes, buenas prácticas y áreas de mejora, de Alejandro González y enmarcada dentro del Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación (PODER®, por sus siglas en inglés), se propone una herramienta de evaluación de impactos en derechos humanos, cuyo objetivo es el empoderamiento de las comunidades afectadas por proyectos de inversión empresarial. Su propósito es que sea útil a la hora de analizar y comprender tanto la lógica empresarial como su impacto en derechos humanos, y que contribuya a fortalecer las capacidades organizativas de las comunidades.
La herramienta de Evaluación de Impacto en Derechos Humanos (EIDH) que propone este estudio se suma al acervo de herramientas existentes. Según Alejandro González, la mayoría de las herramientas y guías que existen se dirigen exclusivamente a ser utilizadas por las propias empresas, en el marco de la debida diligencia o de la responsabilidad social empresarial. Y otras herramientas de base comunitaria, tampoco lograban evaluar en profundidad la lógica y dinámicas empresariales que hay detrás de los proyectos.
Según el autor ante esta situación, resultaba necesario que fueran las propias comunidades afectadas quienes pudieran evaluar y constatar si se estaban vulnerando sus derechos humanos como consecuencia de las operaciones empresariales. La herramienta propuesta en este estudio, a diferencia del resto, cumple tres funciones fundamentales que la diferencian:
-En primer lugar, la herramienta hace explicita la manera de actuar de las empresas, su lógica y la forma en la que miden el riesgo. No hay que obviar que la violación de los derechos humanos se consdiera un riesgo para los inversores. Si las violaciones de derechos humanos elevan el riesgo empresarial, entonces evaluar dichas infracciones y hacerlas explícitas a los interesados puede hacer que su presión incida en la toma de decisiones de la empresa.
-En segundo lugar, la herramienta debe facilitar el que las comunidades evalúen el impacto real o potencial de una determinada operación empresarial.
-Y, en tercer lugar, la herramienta empodera a las comunidades afectadas por la actividad empresarial.
En el último capítulo de ese libro, el estudio hace un análisis sobre buenas prácticas, en concreto de dos herramientas existentes de EIDH: la primera de uso empresarial y la segunda de uso para las comunidades afectadas.
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