
Atrás quedaron los tiempos en los que invertir en combustibles fósiles era un valor seguro, las épocas en las que la rentabilidad económica era lo único que importaba.
Según un informe Unburnable carbon 2013: Wasted capital and stranded assets, de Carbon Tracker y el Instituto de investigación Grandtham Economics de la London School, el 60-80% de las reservas de combustibles fósiles, propiedad de las empresas que cotizan en las bolsas de valores, deberán permanecer sin explotar para que el mundo pueda hacer frente al cambio climático. Y además añade un dato interesante: en el año 2012 las empresas de todo el mundo gastaron más de 650 mil millones de dólares tratando de encontrar nuevas reservas de combustibles, siendo necesaria una cifra diez veces superior a esa cantidad si se quieren cumplir los objetivos de cambio climático en la próxima década.
Hay un movimiento creciente a escala global que pide la desinversión de los combustibles fósiles, de múltiples formas y para que las empresas de energía actúen con responsabilidad para evitar un cambio climático irreversible. Esta campaña mundial de desinversión ha puesto el cambio climático en la agenda de las instituciones de inversión y fondos de pensiones en línea con el análisis que hace Carbon Tracker sobre un gran riesgo financiero mundial.
El fondo de pensiones y seguros noruego Storebrand ha anunciado que ha desinvertido desde el 2013 en inversiones que realizaba en 23 compañías de combustibles fósiles, en concreto de carbón. Considera que esas acciones no tienen valor financiero, ya que como proveedor de ahorro y planes de pensiones su objetivo es asegurar la rentabilidad positiva en el largo plazo para sus clientes. Y eso sólo se logra eliminando el riesgo en su cartera de inversiones y el cambio climático efectivamente es un gran riesgo para la sostenibilidad.
El Banco de América anunció en el mes de mayo de este año que también va a reducir su exposición financiera a las empresas de la minería del carbón, señalando que estas inversiones son cada vez más arriesgadas y que tenía el deber, como una de las instituciones más grandes del mundo, de ayudar a mitigar el cambio climático. Este banco firmó un compromiso frente a sus accionistas de apoyar la eficiencia energética, las energías renovables y otras fuentes de energía bajas en carbono.
En esta misma línea argumental, seis fondos de pensiones daneses votaron a favor de la venta de sus participaciones en fósiles combustibles, carbono y petróleo, debido a la función que desempeñan en el cambio climático. Los seis fondos de pensiones representan el 5% de todos los trabajadores en Dinamarca y tienen 32 millones de euros en activos.
El ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore y sus socios de negocio, David Blood y Howard Covington, son otras de las personalidades que están recorriendo el planeta para convencer a los escépticos sobre la relación que existe entre el calentamiento global y la explotación de los combustibles fósiles. Durante este mes de Mayo de 2015, los socios de Al Gore, magnates influyentes de la industria de inversión, están de gira por la ciudad de Londres animando a las administradoras de fondos y fideicomisos de pensiones a adoptar nuevos enfoques de inversión, o mejor dicho de desinversión en las empresas extractoras de combustibles fósiles del mundo. Al Gore y sus socios crearon la empresa Generación establecida en abril de 2004 como una sociedad de gestión de inversiones independiente con oficinas en Londres y Nueva York, y cuya filosofía de inversión se basa en la convicción de que los riesgos y oportunidades de sostenibilidad afectan directamente la rentabilidad a largo plazo del negocio.
La respuesta al calentamiento global necesita de profundas reformas de nuestro sistema capitalista, como afirman algunos activistas como Naomi Klein, pero la desinversión en combustibles fósiles es sin duda, un paso.
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