
Pedro José Sánchez Buendía
11 de noviembre de 2021
La Asociación Española de Normalización (UNE) ha publicado treinta normas sobre Smart City, varias de las cuales han sido de referencia para elaborar estándares internacionales. Las Smart City del futuro son aquellas que escuchan a los ciudadanos y se anticipan a sus necesidades ofreciendo infraestructuras, transporte, edificios y viviendas inteligentes que buscan impulsar la eficiencia energética y mejorar la calidad de vida, reforzando el bienestar de los ciudadanos y de la economía en general. Los objetivos principales de las ciudades inteligentes es facilitar el acceso a energía sostenible, movilidad fluida, seguridad, sostenibilidad económica y ambiental, desde la aplicación de las TIC, y en concreto, del Internet de las Cosas (IoT).
A través de estas normas se facilita la implantación de esas infraestructuras tecnológicas que tienen como objetivo desarrollar un nuevo modelo de gestión de servicios urbanos basado en la eficiencia, la sostenibilidad y la resiliencia, es decir, establecer las reglas necesarias para definir los diferentes elementos que configuran una ciudad inteligente, ayudando también a las organizaciones a alinear la oferta de soluciones tecnológicas con la demanda de las ciudades, destinos turísticos y territorios rurales inteligentes.
En España, la normalización ha sido uno de los tres pilares que configuran el Plan Nacional de Territorios Inteligentes. En este sentido, la Asociación Española de Normalización a través del Comité Técnico de Normalización CTN 178 Ciudades Inteligentes ha elaborado treinta normas que sirven de guía para la transformación de las ciudades. Concretamente, las normas de plataforma de ciudad inteligente (UNE 178104) y de edificios inteligentes como nodo IoT (UNE 178108), se han tomado como base para elaborar estándares internacionales debido a que España está a la vanguardia mundial sobre su modelo de gobernanza, capacidad de acción de la industria española y la estrategia nacional de normalización.
La estandarización de este proceso aporta cuatro beneficios principales:
- Garantizan la interoperabilidad de los sistemas de las ciudades del futuro contribuyendo a la creación de un mercado global para productos y servicios basados en el internet de las cosas (IoT).
- Garantía de seguridad y privacidad a los usuarios.
- Aseguran la respuesta efectiva de IoTen su aplicación para actividades y tareas diarias, ya sean industriales o de servicios.
- Proporcionan criterios para evaluar el funcionamiento de los dispositivos de IoT, generando confianza a todas las partes implicadas.
Con todo ello, las normas españolas UNE del CTN 178 sobre ciudades inteligentes ayudan a conseguir el ODS 11 Ciudades y comunidades sostenibles.
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
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