
El pollo que nos comimos a medias y otras historias (I parte)
Cuentan los que critican las estadísticas a modo de prueba de ello, que había dos hombres, uno de los cuales se comió un pollo y el otro ninguno; al calcular la media de los pollos que se habían comido los dos individuos, el resultado era que medio pollo cada uno; lo que no se detalla en esa anécdota, es que la desviación típica de la historia (uno se comió un pollo y el otro ninguno) es del 0,5; si de verdad se hubieran comido medio pollo cada uno, la desviación típica seria 0. La desviación típica, mide la variación de cada valor de la muestra con respecto a la media de los valores de la misma, si hubiéramos analizado la misma (0,5), nos hubiera dado una pista de que era imposible que de media se hubieran comido medio pollo cada uno, indicando que el 50% de los valores se estaban desviando de su media, y por lo tanto, alguien se había quedado con hambre.
Día sí y día también, y más ahora con la proximidad del día internacional de la discapacidad, sale el político de turno a la palestra -también vale el presidente de una Fundación/ Asociación-, indicando que el empleo de las personas con discapacidad ha crecido con respecto al año anterior, basándose dichas aseveraciones en el número de contratos firmados para este colectivo con respecto a los firmados en el mismo periodo del año anterior; lo que no cuentan, lo mismo que en la historia del pollo, es que están contando contratos firmados, y se da la paradoja (desafortunadamente la realidad), que una misma persona puede firmar varios contratos a lo largo de un periodo anual, con lo cual, estamos cayendo en el error de contar como empleos creados, el número de contratos firmados, y estarán conmigo en que no es lo mismo; ya lo dijo Antonio Machado “ es de necios confundir valor y precio”, les pondré un ejemplo:
3 personas firman un contrato temporal a jornada completa (39 horas semanales) de duración anual ( año 2013), al finalizar el mismo, éstas son despedidas y en el año 2014, las mismas firman durante el mismo, 6 contratos temporales cada uno, de duración bimensual, con 6 empresas distintas, o con la misma empresa (todavía peor), y a jornada parcial (20 horas semanales). El político/presidente de la Fundación u Asociación, saldrá en los medios de comunicación indicando que el empleo en el año 2013 era de 3 contratos firmados, y en el año 2014 ha sido de 18, lo que nos hace “enorgullecernos” ya que el número de contratos firmados por personas con discapacidad, que no el empleo, se ha incrementado en un 500%.
Este caso extremo, nos indica de qué manera las estadísticas nos pueden ofrecer, sin ningún tipo de engaño, los datos que mejor se adecúan a lo que nos conviene comunicar. Utilizando el caso anterior, y si en lugar de medirlo por el número de contratos firmados, hubiéramos empleado un índice base que nos impidiera cometer dicho sesgo, y que vamos a llamar ETC ( Empleo a Tiempo Completo, que es independiente de la temporalidad o no del contrato), nos indicaría, que el ETC en el año 2013 es de 3, y en el año 2014 es de 1,5384 ( los contratos de 20 horas con respecto a la jornada completa, 39 horas, equivale a un ETC de 0,5128 contratos a jornada completa cada uno), con lo cual el empleo, no ha crecido, sino que ha disminuido en un 48,72%.
Por lo que pueden observar,
los mismos datos nos llevan a conclusiones totalmente diferentes, y la conclusión es que no sólo han disminuido los contratos a jornada completa, sino que se ha incrementado la temporalidad de los mismos en un 500%
(en el año 2013 se firmaron 3 contratos de trabajo a 3 personas, en el 2014 se firmaron 18 contratos de trabajo a las mismas personas), con lo cual se está deteriorando el sector de empleo de las personas con discapacidad.
A modo de ejercicio empírico les invito a que anualmente cuenten el número de empleos que dicen crear las distintas Fundaciones, Asociaciones, Entidades del Tercer Sector, con respecto al colectivo de personas con discapacidad: verán que si suman los “empleados creados”, llegamos a la conclusión que hemos generado mayor número de empleos, que de personas con discapacidad en edad laboral existen en España, y no es que mientan estas entidades, es que cada uno cuenta el número de contratos que han sido intermediados a través de sus asociaciones/fundaciones, sin considerar, que una misma persona puede haber sido insertada laboralmente por medio de 3 empleos temporales, y a través de 3 asociaciones/fundaciones distintas, con lo cual, cada una cuenta como un empleo creado por su entidad.
Animo a que las administraciones públicas y/o entidades privadas que realicen estadísticas, incorporen al lado de cada uno de los datos que den (contratos indefinidos firmados, contratos temporales firmados, etcétera) este índice de referencia, sólo así podemos hacer comparaciones.
En el mundo empresarial de donde provengo, cuando se pone en marcha un plan de acción para solucionar y/o paliar un problema, transcurrido el tiempo, se mide el impacto de dichas acciones sobre los problemas planteados.
En el caso de la discapacidad, parece ser que no, y les digo el motivo, la Encuesta de Población Activa (EPA), investigación continua y de periodicidad trimestral dirigida a las familias, cuya finalidad principal es obtener datos de la fuerza de trabajo y de sus diversas categorías (ocupados, parados), así como de la población ajena al mercado laboral (inactivos), no tiene en cuenta un apartado específico que haga referencia a la población con discapacidad, con lo cual, se desconoce si las acciones planteadas son eficaces a corto/medio plazo para el colectivo, al no existir ningún indicador que así lo atestigüe, aunque parece ser que el Consejo de ministros del 12 de septiembre de 2014, recogió entro de sus planes, que por fin en la misma hubiera un apartado específico a este respecto.
Esta medida ha de ser bienvenida y es de agradecer, no sólo por aquellos a los que nos interesan las estadísticas, sino el propio Erario Público, ya que si las acciones que conllevan un coste no tienen un reflejo en lo que quieren conseguir, deberían de finalizar y por lo tanto emplear dicho presupuesto en otra acción diferente.
Si bien es verdad que anualmente el INE, nos da cuenta de estadísticas que tienen como objetivo el mercado laboral de las personas con discapacidad y también su retribución salarial en comparación con el resto de la población activa, existen varios informes de entidades públicas y privadas. En la actualidad, si no me equivoco, hay un nuevo Observatorio sobre Discapacidad y Mercado de Trabajo en España (Odismet) promovido por Fundación ONCE y patrocinado por el Fondo Social Europeo, que a través del informe denominado “Informe Cero” nos detalla los distintos aspectos que hacen relación al mundo del empleo de las personas con discapacidad, pero en el que sigo echando en falta el índice ETC, pues no es lo mismo 1 empleo creado a jornada completa, que 1 empleo creado a jornada parcial, ni un contrato equivale a un empleo, como ya he indicado anteriormente.
Las políticas de inclusión social de las personas con discapacidad requieren de Índices adecuados para su medición y de la evidencia de la situación de este colectivo. Sólo así conseguiremos políticas efectivas.