
La lucha contra la pobreza y la exclusión social es un elemento importante de la estrategia Europa 2020: la Unión Europea quiere reforzar el crecimiento, el empleo y la competitividad y la creación de una más sociedad más inclusiva.
Las empresas sociales y, en general, todos los actores que trabajan para una economía social incluyente, tienen un papel fundamental que desempeñar. Las empresas sociales aplican estrategias de negocio para hacer frente a metas como mejorar la sociedad o la protección del medio ambiente. Las empresas sociales mantienen lazos estrechos con sus comunidades, promueven la cohesión social y ayudan a reducir las disparidades económicas y sociales entre las regiones y los países de la UE.
La Comisión Europa[1] ha experimentado un creciente interés por las empresas sociales, a quienes se les otorga un papel protagonista en la lucha social, para afrontar los desafíos medioambientales y fomentar un crecimiento más inclusivo. La crisis económica mundial, trajo consigo un descontento generalizado por el mal funcionamiento del sistema económico mundial; en consecuencia, hubo un aumento del interés del público general por sistemas económicos más inclusivos y pluralistas.
La Comisión Europea puso en marcha este estudio de mapeo en abril de 2013 como un seguimiento de la Acción 5 del Iniciativa de Empresa Social[2] para ayudar a llenar un vacío de conocimiento que existe sobre estas empresas.
En este estudio se esbozan los marcos jurídicos para las empresas sociales, incluidas las mejores prácticas para acelerar el crecimiento del ecosistema de emprendimiento social y la política nacional. También identifica las barreras a las que se enfrentan las empresas sociales, como mala visibilidad y el reconocimiento del sector, las limitaciones de los marcos legales y reglamentarios vigentes, recursos financieros limitados, el difícil acceso a los mercados, y la falta de apoyo a las empresas y estructuras de desarrollo, capacitación y desarrollo del personal.
El estudio señala que crece la convergencia hacia una definición de empresa social común, entendiéndola como «una organización autónoma que combina un fin social con la actividad empresarial». El informe, también señala las insuficientes medidas de apoyo con las que cuenta la empresa social en los países miembros, con la excepción de Italia, Francia y el Reino Unido. Y además señala que el desarrollo de una política para la empresa social se encuentra actualmente en fase de desarrollo en siete países (Irlanda, Croacia, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y Rumanía).
El informe está basado en la revisión bibliográfica y en las entrevistas realizadas a más de 350 participantes de toda Europa, y estuvo apoyado por un equipo de cinco académicos independientes que brindaron apoyo metodológico, realizaron revisiones paritarias y revisaron el informe final. Con este estudio se buscaba conocer la actividad de la empresa social de 29 países europeos (la UE 28 y Suiza) utilizando una «definición operacional» común y una metodología de investigación. El estudio comprende un informe de síntesis que incluye un resumen ejecutivo y 29 informes nacionales.
Algunas de los descubrimientos realizados en los informes nacionales y que se recogen en el informe de síntesis son:
-La actividad más visible de la empresa social en Europa es la integración laboral de grupos desfavorecidos. En Irlanda la principal actividad de la empresa social es el cuidado de niños; en Dinamarca el 41% de las empresas sociales se dedican a la asistencia sanitaria y social. En algunos países, como Bélgica, Alemania, los Países Bajos y el Reino Unido, la innovación social está impulsando la creación de empresas sociales con actividades muy novedosas como servicios de oficina, servicios de consumo responsable, servicios creativos de internet…
-La mayor parte de los ingresos de la empresa social europea provienen del sector público. Así, se estima que el 45% de las empresas sociales italianas tienen a los organismos públicos como sus principales clientes y en el Reino Unido, el porcentaje es mayor, un 52% , que tienen entre sus principales clientes a la administración, y de esos, el 23% dicen que la Administración es su único cliente. Precisamente, la alta dependencia de las empresas sociales respecto del sector público preocupa en Europa ya que pone en riesgo la sostenibilidad a largo plazo de aquellas, si tenemos en cuenta las medidas de austeridad que se están implementando en toda Europa.
-21 de los 29 países estudiados no tienen un marco político normativo específico para apoyar el desarrollo de la empresa social. No obstante, diecisiete países europeos tienen algún tipo de legislación que regula la actividad de la empresa social.
-Existen redes de empresas sociales y/o algún tipo de estructuras de apoyo en casi todos los países.
–Las empresas sociales europeas, en general, tienen grandes dificultades para acceder a fuentes tradicionales de financiación. El estudio recomienda y recoge ejemplos interesantes de instrumentos financieros financiados con fondos públicos, como los que existen en Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Polonia y Reino Unido.
-Muy pocos países cuentan con sistemas de reconocimiento nacional o metodologías comunes para medir e informar sobre el impacto social de las empresas sociales. Además, aun cuando existen, no son obligatorios para las empresas sociales. La única excepción es Italia, donde los informes sociales son obligatorios por ley.
-Las etiquetas y sistemas de certificación no están muy extendidas entre las empresas sociales europeas;sólo se han implementado en cuatro países: Finlandia, Reino Unido, Alemania y Polonia
Las empresas sociales ocupan un papel muy importante dentro de la economía social en España. Hay varias entidades que integran el panorama de la empresa social en España: las cooperativas sociales, sociedades laborales (Laboral sociedad), las empresas de inserción, Centros Especiales de Empleo y las fundaciones y asociaciones llevan a cabo una actividad económica.La actual crisis económica está teniendo un doble efecto sobre la creación de empresas sociales: por un lado está estimulando la búsqueda de nuevas estructuras económicas, lo que llevó a la creación de formas alternativas de empresas, como las cooperativas de iniciativa social, y por el otro, está provocando el estancamiento de la financiación pública para las iniciativas relacionadas con las empresas sociales.
Además, parece que el acceso al crédito privado también se ha complicado en el caso español debido a los efectos de la crisis en el sector financiero español.
Sin embargo, parece que las empresas sociales en España han demostrado ser más resistentes a ciertas consecuencias de la crisis. De hecho las estimaciones de creación de empleo fueron mejores en el sector de la economía social, según CEPES (Confederación Empresarial Española de la Economía Social) durante el periodo 2010-2012 que en la empresa convencional. Si bien es cierto que uno de los principales problemas para identificar las empresas sociales en España y su contribución al empleo y la economía es que no están legalmente reconocidas como tales. Sin embargo, a pesar de la falta de conceptualización y datos sobre el sector, el surgimiento de las empresas sociales es una realidad en España. En un contexto de recortes del gobierno en programas sociales, las personas han comenzado a organizarse con el fin de prevenir y resolver los problemas de la sociedad. Sin embargo, más que en el pasado, esto se hace de una manera sostenible, tratando de llevar a cabo una actividad económica que les permita ser independientes de la financiación pública.
Crédito de la foto: Hilarycl
[1] (COM (2011) 682 final – Social Business Initiative: Creating a favourable climate for social enterprises, key stakeholders in the social economy and Innovation.
[2] Identificar las mejores prácticas mediante el establecimiento de un registro exhaustivo de las empresas sociales en Europa.
Crédito de la foto: Hilarycl
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