
El pasado 28 de marzo la OCDE presentó un nuevo documento para aplicar la debida diligencia en el sector financiero.
Aunque las Directrices de la OCDE se aplican a todas las industrias y sectores de la economía, no están dirigidas directamente al sector financiero. De ahí que este documento sea una adaptación sectorial de las Directrices de la OCDE y en particular del significado de la «diligencia debida» en materia de inversión. El documento destaca las consideraciones clave que deben tener en cuenta los inversores institucionales sobre la realización del proceso de debida diligencia y para identificar y responder a los riesgos ambientales y sociales en toda la cadena de valor de la inversión.
Los beneficios de esta nueva guía y de la aplicación de la Diligencia debida al sector inversor son:
- El aumento de la capacidad para implementar las Directrices de la OCDE así como de los Principios directores sobre empresas y Derechos humanos, y otros marcos relevantes, como los principios de Naciones Unidas para la Inversión Responsable (PRI)
- Conocer y mostrar las expectativas de los inversores según las Directrices de la OCDE, y contribuir positivamente al desarrollo sostenible,
- Aumentar la capacidad para hacer frente a las expectativas de los clientes (en el caso de los gestores de inversión) y los inversores (como fondos de pensiones y propietarios de activos) en relación con los estándares ESG
- Aumentar el conocimiento y capacidad de gestión de los riesgos de inversión
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