
Segunda parte: Los 4+2 pilares de las empresas sostenibles y responsables del siglo XXI
Eduardo Seisdedos
Como describíamos en el artículo anterior (El contexto actual en 3 brechas), las organizaciones del siglo XXI tenemos que hacer frente a retos complejos: por una parte nuestro entorno es volátil, incierto, complejo y ambiguo; y por la otra, las dinámicas que han generado el sistema capitalista del siglo XX han provocado (y provocan) resultados que casi ninguna persona quiere: una brecha medioambiental, una brecha social, y una brecha personal.
¿Desde qué principios puede operar una organización para poder ser responsable y más sostenible en este contexto? Hemos de considerar 4+2 pilares desde los que construir y hacer operar las empresas que pretendan serlo en el siglo XXI y que pretendan desarrollar sus generadores de valor:
Primer pilar, Propósito social (relevante): ¿para qué hacemos lo que hacemos? ¿qué fuerza es la que nos mueve a actuar, a desarrollar nuestro negocio, que no sea únicamente ganar dinero? El propósito es el para qué de la organización. Es lo que realmente mueve al cambio, a evolucionar a cada persona que forma parte de la entidad o que se relaciona con ella. Es la consistencia, el pegamento que une, la visión de futuro, el despertar de la consciencia. Por eso, cada organización debe reflexionar, encontrar y expresar su propio propósito.
Segundo pilar, Systems Thinking (o pensamiento global e integral): No estamos solos. Nuestra empresa existe en un ecosistema conformado por diferentes organizaciones y actores que forman nodos distribuidos que se relacionan entre sí. Nuestra actividad tiene impacto sobre otros actores al igual que la actividad de otras entidades o personas nos afecta a nosotros. Y esto incluye a actores más cercanos de la organización, como trabajadores, proveedores o clientes, pero también a otros, a priori más lejanos, como administraciones públicas, comunidades locales, competencia, etc. El siglo XXI dejó hace mucho tiempo de ser lineal. Para poder ser responsables y contribuir a la sostenibilidad, necesitamos, por tanto, aproximaciones sistémicas en las que tengamos en cuenta las relaciones interdependientes que se dan en (y entre) las 3 esferas (medioambiental, social y actividad económica), y los desfases temporales entre las acciones de los actores y la evolución del sistema.
Tercer pilar, Alianzas: Si aceptamos que formamos parte de un sistema y que por tanto, somos interdependientes, necesitamos ser capaces de establecer alianzas estratégicas. Hoy en día ninguna organización es viable si se plantea operar de manera aislada. Las alianzas no dependen del tamaño de la organización ni del sector. Podemos (y debemos) identificar a nuestros potenciales aliados en un proceso que parta de una reflexión interna, de conocernos a nosotros mismos, nuestros valores, y que tenga en cuenta nuestra estrategia y la búsqueda de objetivos compartidos. Y debemos aproximarnos a la gestión de las alianzas desde el paradigma de la abundancia y no desde el de la escasez.
Cuarto pilar, Innovación: Tiene que ver con lo que hacemos y sobre todo, con cómo lo hacemos. Innovar es desarrollar nuevos productos o servicios, sí. Pero esto no tiene porqué diferenciar a una empresa responsable y sostenible de una empresa tradicional. En este sentido, la verdadera diferencia está en el cómo: en los procesos, en la forma de entender las relaciones dentro del ecosistema, en la forma de organización, en la forma de involucrar a los grupos de interés, en el modelo de negocio diseñado. En nuestro entorno volátil y acelerado podemos utilizar metodologías organizacionales ágiles para innovar. Pero debemos tener dos velocidades y mantener el equilibrio entre la urgencia del día a día y la permanencia de los valores humanos (casi) inmutables.
Primer pilar transversal, Consistencia Organizacional: una organización que intenta contribuir a la sostenibilidad y ser más responsable debe buscar la consistencia entre lo que dice, lo que hace y lo que es. Es decir, tiene que haber coherencia entre nuestro propósito, nuestras acciones y nuestros valores. Cualquier desalineamiento significativo en las relaciones entre estas tres cuestiones supondrá una disociación interna grave; y además puede implicar una pérdida de credibilidad fácilmente perceptible por los grupos de interés, poniendo en tela de juicio la esencia y consistencia de la organización, e invalidando su modelo.
Segundo pilar transversal, Transformar: Cualquier actividad o acción de nuestra organización es una oportunidad para transformar la realidad socioeconómica y contribuir a la disminución de las 3 brechas que hemos señalado al inicio. Pero, para ser realmente efectivos en ello, tenemos que medir, comunicar e inspirar. Necesitamos medir los aspectos materiales y relevantes de nuestra actividad de forma que podamos conocer nuestro desempeño y tomar decisiones en consecuencia. Necesitamos mantener una comunicación multidireccional con nuestros grupos de interés dentro del ecosistema. Esto significa emitir, pero sobre todo significa ser capaces de escuchar plenamente lo que ocurre. Y necesitamos sentirnos fuente de inspiración hacia otras organizaciones para contribuir a su transformación.
Estos 4+2 pilares pueden ser la base sobre la que, como veremos en los dos siguientes artículos, construir la oportunidad de negocio de las empresas sostenibles y responsables. Son los cimientos para generar valor en los ámbitos medioambiental, social y económico.
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