
En septiembre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció formalmente 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDGs), que proporcionan un marco común para que los actores públicos y privados establezcan sus agendas y definan sus políticas y estrategias en los próximos 15 años.
Se necesitan entre 5 y 7 billones de dólares al año hasta 2030 para realizar los SDG en todo el mundo, incluyendo inversiones en infraestructura, energía limpia, agua y saneamiento y agricultura. La mayor parte de la financiación y la inversión necesarias deberán derivarse de la financiación privada.
Si bien en el mercado existe ya una amplia gama de productos y servicios de financiación sostenible, hasta la fecha el monto de la financiación privada movilizada para lograr los SDG sigue marcando un marcado contraste con la escala de las necesidades.
Una visión común: el Manifiesto de Impacto Positivo
El 30 de enero se lanzaron en París los Principios para el Impacto Positivo en las Finanzas cuyo germen fue el Manifiesto de Impacto Positivo (publicado en octubre de 2015 y actualizado en octubre de 2016).
En este manifiesto, un grupo de bancos e inversionistas señalaron que, para que los SDG se cumplan, deben atraer billones de dólares de las principales entidades financieras: las necesidades no satisfechas deben convertirse en la fuente de un mercado rentable.
Pero para que el sector privado aporte una contribución significativa al desarrollo sostenible, necesita desarrollar e integrar una comprensión mucho más amplia de las cuestiones de sostenibilidad, teniendo en cuenta no sólo los posibles impactos negativos, sino también identificar los impactos positivos.Deben desarrollarse nuevos modelos de negocio para lograr los impactos buscados por los SDG, basados en una comprensión holística de las necesidades ambientales, sociales y económicas que nos rodean. Sin embargo, este enfoque holístico basado en el impacto no está en el centro del mercado y es precisamente el cambio de paradigma que se requiere.
Hoy en día, la comprensión de las cuestiones de sostenibilidad por parte de las instituciones financieras se centra principalmente en la gestión del riesgo: evitar los riesgos que las consideraciones medioambientales y sociales pueden producir en sus negocios y tratar de evitar, mitigar y compensar los impactos negativos que su negocio pueda tener sobre el medio ambiente y la sociedad. Para ello, han desarrollado herramientas que están directamente integradas en sus marcos analíticos y procesos de toma de decisiones regulares.
El Manifiesto señala que debería establecerse un marco común para la financiación de los SDG para ayudar a la comunidad financiera a identificar y evaluar las actividades, entidades y proyectos de impacto positivo. Ese es el propósito de los Principios para la Financiación de Impacto Positivo, firmados por cerca de una veintena de bancos, y que pretenden ayudar a un conjunto más amplio de actores públicos y privados a definir y evaluar aquellos instrumentos financieros que sirven a este tipo de negocio de impacto positivo.
La Iniciativa debe actuar como un centro para que las partes interesadas trabajen de manera proactiva y colaborativa hacia el desarrollo y la implementación de nuevos modelos de negocio y enfoques de financiamiento que ayuden a solucionar el déficit de financiamiento de SDG.
El objetivo final de los bancos e inversores que han respaldado los Principios es pasar de la situación actual en la que sólo hay una tracción marginal del mercado para lograr un impacto positivo, a otro en el que el impacto positivo se vuelva comercialmente atractivo y, por lo tanto, parte integrante de la economía de mercado.
Deja una respuesta