
En el año 2013 el Gobierno aprobó una reforma eléctrica que modificó la normativa vigente desde 1997. Esta ha introducido importantes cambios para el sector y ha intendado frenar el creciente problema del déficit de tarifa eléctrica.
Por otra parte, en 2014 el Ejecutivo aprobó un cambio en el mecanismo por el cual se establece la tarifa regulada para los consumidors domésticos.
Vamos a intentar explicar brevemente estos cambios y arrojar un poco de luz, para que sepamos mejor qué pagamos a través de nuestro recibo eléctrico. Para ello en AGORA ofreceremos la explicación de la Asociación General de Consumidores, a través de su experto Jean Bernaud Audureau y en esta semana la de UNESA, la asociación que agrupa a las cuatro grandes eléctricas.
Jean Bernaud es Director de Comunicación y Portavoz de la Asociación General de Consumidores, ASGECO Confederación. También preside el grupo de trabajo “Consumo, Salud y Desarrollo Sostenible” de la Confederación de Asociaciones Familiares de la Unión Europea, COFACE, y la representa como experto en el Grupo Consultativo de Asociaciones de Consumidores de la Comisión Europea.
¿Cómo se determina el precio de la factura eléctrica? ¿Por qué se cambió?
El pasado 1 de abril empezó a aplicarse el nuevo sistema para determinar la parte de la tarifa que contabiliza el consumo de la energía, que supone importante del recibo de la luz. El anterior sistema de subastas CESUR se eliminó para aquellos consumidores acogidos tarifa de último recurso (TUR), actualmente llamada Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC) por lo que el precio de la energía consumida se determina directamente por la evolución del precio en el mercado mayorista, por tanto el precio varía. Las compañías tuvieron hasta el 1 de Julio del 2014 para aplicar este nuevo sistema de cálculo del precio de la energía y el cambio de la Tarifa TUR a la Tarifa PVPC.
Con este cambio se quiso dar la impresión de un mercado más liberalizado, pero ha sido sólo una ilusión. El opaco e insostenible sistema de subasta ha sido reemplazado por un sistema tan insostenible de nuevo como injusto, sin una auditoria real de costas y que además hace que los consumidores desconozcan el precio al cual van a pagar su electricidad hasta que reciban su factura.
Desde hace años denunciamos en ASGECO un sistema injusto, obsoleto y con costes desconocidos. Exigimos un nuevo sistema más sostenible (http://asgeco.org/index/?page_id=621), uniendo nuestras fuerzas con otras organizaciones de la sociedad civil (http://www.nuevomodeloenergetico.org).
¿Cuál sería el sistema ideal de fijación de precios? ¿La subasta de potencia por cada tecnología?
El establecimiento de un sistema de fijación de precios debe partir necesariamente y en todo caso por una auditoria real y vigilada por las Asociaciones de Consumidores de los costes de la producción de energía y de la red eléctrica. Sin ella, no podemos fijar un sistema de cálculo conforme a la realidad ni transparente.
Por eso se hace necesario realizar ante todo una auditoria del sistema para conocer sus costes reales, como lo viene exigiendo ASGECO desde hace años, y apoyando últimamente la “Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para la Auditoria del Sector Eléctrico” (http://www.quieroauditoriaenergetica.org/).
Por otro lado, hay que distinguir las plantas ya instaladas (que deben ser retribuidas según las condiciones en el momento de la inversión) y las nuevas. En estas últimas podrían contemplarse subastas de potencia tecnológicas para ciertos tipos y tamaños y con condiciones muy estrictas (que impidan, por ejemplo, que solo las grandes empresas puedan acudir).
A partir de aquí, ¿qué margen tienen las compañías para subir o bajar los precios? ¿tienen margen para competir?
Si no se cambia el sistema actual de formación de precios, no lo tienen.
Además denunciamos la existencia de un oligopolio que limita e impide cualquier intento de competencia real en detrimento de los consumidores finales. Por eso animamos estos últimos en involucrarse en sistemas alternativos, como las cooperativas de consumidores de energía o el autoconsumo, aunque la legislación actual no lo facilite para nada.
¿Cuáles son los principales elementos de la factura eléctrica? (¿qué es la interrumpibilidad, el pago del déficit de tarifa, subvenciones al carbón, pago por capacidad etc.)
Con nuestra factura eléctrica, pagamos muchas cosas que no siempre entendemos:
- La energía que consumimos;
- La potencia contratada
- El transporte y la distribución;
- Las subvenciones al régimen especial (las empresas que producen energía eléctrica con tecnologías renovables cobran una subvención, la conocida “prima a los renovables”);
- La amortización del déficit tarifario (el déficit de tarifa hace referencia a la diferencia entre los ingresos que las empresas eléctricas españolas perciben por los pagos de los consumidores y los costes que la normativa reconoce por suministrar electricidad);
- Otros costes: rebajas en la factura a determinados consumidores (bono social) y a empresas que se ofrecen a desengancharse del sistema en caso de necesidad (la interrumpibilidad), moratoria que compensó a las eléctricas por la paralización de la construcción de nucleares; régimen especial de Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla, etc.
- Los impuestos.
¿Cómo se entiende el déficit de tarifa con los beneficios de las empresas de la industria?
Desde nuestro punto de vista no se entiende si no es con decisiones políticas y problemas técnico-económicos. El sector eléctrico justifica el déficit por los costes de generación de la energía y los costes de las primas a las renovables y al carbón nacional. Pero lo cierto es que el déficit de tarifa se creó porque supuestamente los costes de generación de energía no eran cubiertos con los ingresos. Costes desconocidos por falta de auditoría y por tanto calculados en base a las estimaciones de las propias eléctricas. Situación extraña que denunciamos pidiendo la “Auditoria del Sector Eléctrico”.
¿Cómo se estimularía el ahorro del consumidor y la eficiencia energética?
El ahorro en la factura eléctrica parte de un menor consumo o más eficiente. Por ello lo primero que debe hacer cualquier consumidor es revisar, informarse y conocer su factura de la luz más allá de ver la cuantía a pagar. Así podremos conocer si la potencia contratada es adecuada, la evolución del consumo y gasto y la posibilidad de adoptar medidas de eficiencia energética que disminuyan el consumo.
Existen muchas medidas que pueden o podrían estimular el ahorro, especialmente las que conllevan un ahorro económico para los consumidores: planes “renoves” para electrodomésticos poco eficientes, ayudas para mejorar el aislamiento de las viviendas, ayudas a la construcción de edificios “pasivos” (consumo energético cerca de cero y a veces hasta negativo), cambiar las bombillas por otras de menos consumo, evitar dejar los electrodomésticos en Stand-by, apagar las luces cuando se abandone una habitación, etc.
Existe una sensibilización real de los consumidores sobre este asunto por el aumento constante de las tarifas, pero también por su responsabilidad social. Sin embargo, falta una planificación global del gobierno para poner en marcha y al servicio de todos unas políticas y sistemas transversales de fomento y apoyo a la eficiencia y el ahorro energético.
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