
El pasado mes de octubre, el gobierno de los EEUU dio a conocer los resultados de un nuevo informe del Departamento de Defensa que eleva el grado de amenaza del cambio climático para la seguridad global. El resumen ejecutivo del informe “Análisis de Riesgos Climáticos”, revela la creciente preocupación del gobierno estadounidense ante la amenaza que supone el cambio climático para el mapa geoestratégico mundial y los problemas de seguridad que puede ocasionar a nivel internacional.
Según el informe, a medida que aumenta la frecuencia e intensidad de estos peligros, es probable que los impactos amplíen la competencia por las regiones y los recursos, afecten a las exigencias y a la funcionalidad de las operaciones militares, y aumenten el número y la gravedad de las crisis humanitarias, amenazando a veces la estabilidad y la seguridad y la gravedad de las crisis humanitarias, amenazando a veces la estabilidad y la seguridad.
«El cambio climático es uno de los muchos factores que contribuyen a la inestabilidad y los conflictos; la resiliencia y las respuestas sólidas de la gobernanza pueden reducir la probabilidad de que los riesgos climáticos tengan implicaciones para la seguridad. Sin embargo, en el peor de los casos, los impactos relacionados con el cambio climático podrían agravar las condiciones económicas y sociales que contribuyen a eventos de migración masiva o crisis políticas, disturbios civiles, cambios en el equilibrio regional de poder, o incluso el fracaso del Estado.»
Así el informe cita algunos peligros e impactos climáticos, unos específicos de determinadas regiones del mundo, y muchos transversales, en cascada y/o globales como:
– Los cambios en la producción agrícola de una región que pueden afectar a los precios y a la disponibilidad de los alimentos en todo el mundo, contribuir a la escasez de alimentos, a las protestas y a la inestabilidad en otras partes del mundo.
– Los impactos en los ecosistemas y recursos marinos tienen implicaciones para la pesca y la seguridad alimentaria en todo el mundo, lo que podría convertirse en una fuente de fricción.
– A medida que las temperaturas y los patrones de precipitación cambian la distribución y el alcance de las enfermedades transmitidas también cambiarán.
– Las precipitaciones cada vez más imprevisibles relacionadas con cambio climático podría dificultar la resolución de
conflictos sobre ríos transfronterizos como el Nilo y el Mekong.
– El cambio climático que exacerba la inseguridad y la inestabilidad en una región puede interrumpir los movimientos de la población nómada y/o contribuir a una migración temporal o permanente que repercuta en otras regiones.
– Las cadenas de suministro mundiales corren el riesgo de sufrir fenómenos meteorológicos extremos exacerbados por el cambio climático. Por ejemplo las inundaciones de 2011 en Tailandia interrumpieron la producción de componentes para las empresas mundiales, incluidas las unidades de disco de ordenador y los automóviles.
Durante la presentanción del estudio se resaltó que “la crisis climática generará un notable aumento de la agitación social e inestabilidad política en el mundo” y que todo ello podría darse de forma abrupta en los proximos años, por lo que EEUU debe revisar su perspectiva geopolítica para «responder de manera adecuada a este nuevo desafío para la seguridad mundial«.
El Pentágono señala a once países entre los más amenazados por este riesgo: Afganistán, Pakistán, Colombia, Nicaragua, Guatemala, Haití, Honduras, India, Irak, Myanmar y Corea del Norte.
Un caldo de cultivo para el terrorismo
Las amenazas que el cambio climático representa para la seguridad internacional han sido puestas de manifiesto por múltiples informes. Ya en 2017, el think-tank alemán Adelphi, publicó el estudio Insurrección, Terrorismo y Crimen Organizado, en un Mundo en Calefacción donde concluía que los cambios del clima se multiplican y interactúan con amenazas, riesgos y presiones existentes, como la escasez de recursos, el crecimiento de la población y la urbanización. Para Lukas Rüttinger, autor del informe, la conjugación de estos factores conduce a la fragilidad y los conflictos violentos en los cuales estos grupos pueden prosperar. De hecho, cada vez son más los grupos terroristas están usando los recursos naturales – como el agua – como arma de guerra, controlando el acceso a ellos y agravando la escasez.
En la cuenca del lago Chad, por ejemplo, cuando 30 millones de personas dependen de esta fuente de agua, su agotamiento ha creado numerosos conflictos intercomunitarios, que facilitan el atrincheramiento del grupo terrorista Boko Haram. En octubre de 2014, un informe presentado al Consejo de Seguridad de la ONU también reveló cómo el grupo islamista Al-Chabab estaba aprovechando los impactos del cambio climático para consolidar su influencia en Somalia, un país marcado por el aumento de sequías e inundaciones.
“Las áreas ya vulnerables pueden ser colocadas en un ciclo vicioso, que hace más fácil la acción del terrorismo, que, a su vez, conduce a la aparición de estos grupos, con consecuencias para todos”, resume Rüttinger.
Soluciones multilaterales
Ante este panorama, las recomendaciones del Departamento de Defensa estadounidense pasan por integrar las consideraciones climáticas en los compromisos de los socios internacionales, incluido el apoyo a la diplomacia interinstitucional y a las iniciativas de desarrollo en los países asociados; la prestación de asistencia humanitaria en medio de crisis afectadas por el clima; la lucha contra los actores malignos que tratan de explotar cambio climático para ganar influencia; y compartir las mejores prácticas.
Asímismo aboga por aumentar la financiación para el análisis de riesgos basados en datos climáticos y la dotación de unidades de inteligencia especializadas en este ámbito.
Para Rüttinger, “Una perspectiva más amplia que ayudará a enfrentar mejor las causas de la aparición y el crecimiento de los grupos armados no estatales”.
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay