
La industria de la moda es una de las que más denuncias acumula en sus cadena de valor, desde trabajo infantil y condiciones laborales infrahumanas, pasando por empleo de productos tóxicos y contaminantes hasta un uso desproporcionado de recursos naturales.
Los ritmos y condiciones de trabajo y de producción en países donde la producción está deslocalizada para ahorrar costes en mano de obra, y para satisfacer las demandas de los consumidores de los países ricos – unas demandas que no se corresponden con las necesidades reales-, hacen de esta industria, uno de los paradigmas del consumismo desaforado.
The Circular Project, es una iniciativa que aúna moda sostenible y economía circular junto con el espíritu emprendedor de su fundadora, Paloma García. Tras perder su trabajo en una empresa de telecomunicaciones, decidió reinventarse y fundar The Circular Project Shop, un espacio multimarca ubicado en la calle Ventura Rodríguez de Madrid donde se agrupan creadores de moda ética y sostenible como Art&Seams, Lifegist, Dharma Devotion, Xiro, Titamina, Miropavintage, Juana Barranco, o Idunnbags. Una tienda donde el consumidor puede encontrar “ropa limpia” y conocer la procedencia de las materias primas, quién la ha hecho y en qué condiciones. Una empresa con una producción baja en emisiones de carbono y donde las materias primas que se emplean aspiran a tener otra vida.
Nos reunimos con Paloma para saber más de este proyecto.
El consumismo y la moda, parecen dos tendencias unidas. ¿Es así?
Así es, hasta el momento viven muy unidas y desde el sector de la moda se alimenta esta necesidad de consumir por temporadas, sobre todo desde la fast-fashion que cambia de ropa cada mes y genera unas necesidades irreales. Por no hablar de esas cadenas low-cost cuyas prendas están a la venta tan sumamente baratas que transmiten la idea de ropa de usar y tirar. Una barbaridad social y ecológica.
Los diseñadores de las marcas más importantes están obligados a trabajar a unos ritmos demenciales creando colecciones como churros, matando la creatividad y al planeta. De los primeros en dar un grito de auxilio fueron Vicktor y Rolf con su The House of Vicktor y Rolf en la Barbican contra lo efímero de la moda y esta locura antinatura, nunca mejor dicho.
Las grandes marcas de moda que están triunfando se basan en procesos de producción just-in-time que ofrecen un suministro continuo en las tiendas y por tanto incitan al consumismo desaforado.
Por otra parte los procesos de producción insostenibles en cuanto a salarios justos, a nivel de seguridad de los trabajadores y a nivel medioambiental, están de una forma u otra presentes con recurrencia en los medios de comunicación.
¿Cómo hace frente The Circular Project a esta forma de producir y distribuir? ¿Cómo colaboran con los proveedores/cómo organizan la producción (a nivel local)?
Las armas con las que hace frente The Circular Project a esta industria desmedida son la comunicación y la educación a pie de calle enseñando otra manera de producir y distribuir ropa y complementos y explicando su necesidad y porqués, no hay otra. También desde el comienzo he hecho una importante campaña en redes y medios de comunicación y son los que nos han dado mayor alcance.
Nos enfrentamos a un gigante, la industria textil, que tiene a sus espaldas lustros de existencia trabajando con unos modelos de producción y marketing muy potentes y agresivos. Esto es complicadísimo de reestructurar y encarrilar hacia unos procesos más amables y una producción menos salvaje. El caso es que no podemos seguir produciendo ni consumiendo de la manera que ellos quieren porque ya no hay recursos, es inasumible. Ya se van dando cuenta pero aún queda mucho recorrido.
La aportación de The Circular Project aunque modesta es como la gota que poco a poco va moldeando la roca. Queremos demostrar que se puede hacer y que cada vez es más viable. Aquí nada es convencional, nada es igual a una tienda tradicional, primero porque actuamos de representantes de las marcas aquí expuestas dándoles una visibilidad, organizando una pasarela y asumiendo como propio cada uno de los proyectos. Después porque nos adaptamos a su ritmo de trabajo y a sus colecciones aportándoles al mismo tiempo un feed-back de la reacción del cliente y posibles vías de mejora en el producto, les ayudamos a chequear su producto.
Esto implica ralentizar mucho todo y una apuesta difícil y arriesgada a nivel económico porque hay que darle tiempo a madurar y a calar en el consumidor mientras el día a día pasa y hay que hacerle frente. Pero creo firmemente en el proyecto estoy dispuesta a pelear hasta que se consolide.
The Circular Project es una alianza de empresas. ¿Cómo funcionan?
No, en realidad no es exactamente así. The Circular Project nació fruto de una evolución personal al ver cómo reaccionaba el cliente ante El Sinvivir, mi primera incursión en la moda sostenible que me llevo a la conclusión de lo necesario que era que la gente pudiese experimentar en persona en un espacio físico lo que estábamos haciendo. De ahí hice un llamamiento a las marcas y la respuesta fue asombrosa, me vi desbordada. Con ellas se firma un contrato de colaboración y unos plazos de permanencia.
¿Cómo comprueban el cumplimiento de estándares entre las marcas miembros del proyecto?
Se realiza una homologación de proveedores donde se estudia los procesos que tiene la marca y su cumplimiento de ciertos criterios ecológicos y sociales. Se estudia tanto los materiales empleados como el equipo que trabaja en la marca y su filosofía.
The Circular Project acaba de ser auditado por la Economía del Bien Común y estamos implementando nuevos procesos para que la trazabilidad tanto dentro de nuestra casa como en nuestras relaciones comerciales sea total y que garantice la transparencia que buscamos. En este sentido estoy entusiasmada, desembocar en la EBC ha sido como el colofón a un recorrido de tres años que ha venido a dar coherencia a todo el proyecto.
¿Qué información precisa el consumidor cuando compra ropa? ¿Cómo ven la experiencia de consumo por parte de la gente que compra su ropa?
Antes te comentaba que The Circular Project es fruto de una evolución y fue precisamente viendo cómo reaccionaba el cliente cuando le contabas qué es lo que está viendo y cuál es la historia que hay detrás. La experiencia como consumidor es muy gratificante, no solo se lleva algo que le gusta sino que además está haciendo un importante aporte medioambiental. Resulta que cuando se le cuenta la necesidad de transformar nuestro consumo y porque es necesaria una moda sostenible ya no hay vuelta atrás, la semilla ya está plantada.
Hay un importante estudio de la Havas Media que pone el acento precisamente en esto después de analizar el comportamiento del consumidor ante las marcas que hacen un aporte extra al conjunto de la sociedad. Estas marcas cada vez tendrán mayor impacto y serán las que transformen el panorama actual.
Por eso estamos viendo que últimamente todas quieren parecer muy “buenas” y hacen campaña Green washing al menos para crear la sensación de responsables y sostenibles pero no es oro todo lo que reluce.
¿Hay mucha rotación en este tipo de empresas? ¿Es posible crear empleo sostenido en el tiempo?
Trabajo con un material muy sensible, marcas que salen al mercado con muchísima dificultad no solo económica sino también a la hora de encontrar tejidos orgánicos. En España no somos productores y tienen que hacer una labor de investigación importante para localizar proveedores.
Luego es importante que cuando alguien se decide a hacer una apuesta de estas características que primero haga un plan de empresa y viabilidad, un estudio a conciencia de sus fuerzas y debilidades, que se informe y se alíe para fortalecer el proyecto.
Claro que es posible crear empleo pero que nadie se engañe hay que trabajar muy duro para afianzar los proyectos, no basta con las buenas intenciones de crear un producto amable con el medioambiente y las personas, detrás tiene que haber un plan bien definido y un estudio de viabilidad.
¿Tenéis apoyo de la Administración?
Hasta el momento no.
Nos miran con curiosidad y nos dan la palmadita en la espalda felicitándonos por nuestras iniciativas pero hasta ahí. De momento no se ve un apoyo claro y está todo muy institucionalizado, por no hablar de la burocracia tan terrible cada vez que quieres hacer algo.
The Circular Project está asumiendo de forma privada una labor social importante, ya no solo generando empleo sino dando visibilidad a múltiples proyectos donde se trabaja por minimizar el impacto ambiental, por el respeto a los derechos humanos, por reciclar, por concienciar en definitiva. Quizá es una labor que tendría que reconocerse y apoyarse desde la Administración ya que la apuesta es arriesgada pero necesaria.
Aquí también hay un mucho trabajo que hacer hasta conseguir un reconocimiento a nuestra labor. Desde la Economía del Bien Común se proponen ventajas fiscales y una serie de beneficios a las empresas que demuestren su interés social. Pero esto aún no es así.
¿Cómo veis el futuro de la moda sostenible? ¿A qué retos se enfrenta?
La moda de aquí a medio plazo será sostenible o no será, esto es incuestionable y cada día que pasa es más evidente. Por tanto el futuro es muy optimista y esperanzador a nivel global.
Los retos son varios, en mi opinión lo primero es afianzar los modelos de negocio de las marcas que ya han dado un paso al frente y llevan tiempo trabajando por cimentar el proyecto. Como ya te he dicho, son marcas que salen al mercado con muchísimas dificultades y necesitan un empuje extra a sus iniciativas. En este punto, la asociación de moda sostenible de Madrid MSMAD, ya estamos comenzando a dar los primeros pasos para conseguir unos proyectos fuertes.
Segundo son muy importantes las alianzas y la estrategia a desarrollar para que esto cale en toda la industria. Tenemos que conseguir que no sea tan difícil el acceso a este tipo de moda: ni a hacerla ni a tenerla.
Por último, la educación y la comunicación al conjunto de la sociedad. Este tipo de moda se tiene que convertir en la norma y no la excepción y para ello debemos contar con el apoyo de todos. Se hace imprescindible que los niños desde pequeños conozcan las implicaciones que tiene la ropa que lleva puesta y la contaminación y dolor humano que en muchos casos acarrea. Que pueden reciclarla, hacérsela ellos mismos, compartirla, intercambiarla y en último extremo comprarla pero siempre bajo unos criterios que garanticen el menor impacto ambiental y social.
Este es uno de los puntos más difíciles porque a ciertos niveles hay un daño terrible en cuanto a modos de comportamiento social, vivimos en la cultura Primark y Gran Hermano que promueven la compra compulsiva e innecesaria y aquí es donde hay que trabajar más duro.
En cuanto a comunicación el reto es conseguir que los medios hablen cada vez más de nuestras propuestas y lo hagan más seriamente, sobre todo los medios especializados en moda que hasta la fecha lo hacen de forma anecdótica. Sé que es difícil porque hasta la fecha los ingresos por publicidad vienen de la industria convencional pero poco a poco nos le queda más remedio ya que esto es el futuro
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