22 de enero de 2019
Cada año, a principios de enero, el CEO de BlackRock, la mayor gestora mundial de activos, envía una carta a los ejecutivos de las compañías en las que invierte en nombre de sus clientes, con las recomendaciones de inversión de la gestora a medio y largo plazo.
La carta, que se ha convertido en un clásico de las finanzas, es una mezcla de desideratas y de la política de inversión de una gestora que administra más de 6 billones de dólares al año. Y muy elocuentemente este año la carta lleva por título “Purpose and Benefits”.
Larry Fink, en línea con el reciente informe de Riesgos Globales del FEM, dibuja un panorama global complejo y frágil, de incertidumbre generalizada y de confianza en descenso. Sobre esta base, y la creciente tensión política y la frustración social por el estancamiento de salarios, el efecto de la tecnología sobre los trabajos, la incertidumbre en el futuro y la falta de confianza en el multilateralismo y las instituciones oficiales para resolverlos, Fink apela a un nuevo liderazgo de los empresarios.
“Avivada en parte por las redes sociales, la presión pública sobre las corporaciones aumenta con mayor rapidez y llega más lejos que nunca. Además de esta presión, las compañías deben navegar las complejidades de un entorno financiero que está atravesando por la parte tardía de su ciclo de crecimiento – incluyendo una mayor volatilidad, que puede crear incentivos para maximizar el rendimiento a corto plazo a costa del crecimiento a largo plazo.”
Para Fink, como no podía ser de otra manera, el desempeño financiero sostenible de las empresas está ligado a la alineación entre cultura y estrategia corporativa, entre propósito y rentabilidad.
“Cuando una compañía verdaderamente comprende y expresa su propósito, funciona con el enfoque y la disciplina estratégica que impulsa la rentabilidad a largo plazo. El propósito unifica a la administración, los empleados y las comunidades. Impulsa la conducta ética y establece un control fundamental sobre las acciones que atentan contra los mejores intereses de los stakeholders. El propósito guía la cultura, entrega un marco de acción para la toma de decisiones coherentes y, sobre todo, ayuda a mantener el rendimiento financiero a largo plazo para los accionistas de sus compañías”.
Por un lado, porque ciertamente son los stakeholders y no los líderes empresariales, los que están empujando a las compañías para que ingresen en el territorio de asuntos sociales y políticos sensibles; especialmente, al ver que los gobiernos no logran hacerlo de manera efectiva.
En segundo lugar, porque apela a que, en medio de los desacuerdos entre organizaciones y estados, las compañías innoven para resolver algunos de los problemas centrales para la prosperidad futura del mundo. Fink barre para casa y apunta a que el liderazgo corporativo será básico en temas como la crisis de las pensiones, pensando en el sistema privado de planes de pensiones promovidos por el empresario y que convierte a los trabajadores en inversores. Así un informe de la Global Sustainable Investment Alliance constata que el inversor retail ha irrumpido con fuerza, pasando de tener una cuota del 3,4% a comienzos de 2014, a representar un 22%de los más de 11 billones de euros gestionados en ISR a comienzos de 2016 en Europa.
Del mismo modo recuerda el potencial para la sostenibilidad de los millenials, que actualmente representan el 35% de la fuerza laboral, y manifiestan nuevas expectativas de las compañías en las que trabajan, compran e invierten.
“En una encuesta reciente realizada por Deloitte, se les preguntó a los trabajadores millennials cuál debería ser el propósito principal del negocio alcanzando un 63% más de votos “mejorar la sociedad” que “generar rentabilidad”. En los próximos años, las opiniones de estas generaciones no solamente impulsarán sus decisiones como empleados, sino también como inversionistas en un contexto en el que el mundo está viviendo la mayor transferencia de riqueza en la historia: $24 billones de dólares que pasan de la generación de la posguerra, los baby boomers, a los millennials. A medida que la riqueza cambia de manos y se modifican las preferencias de inversión, los asuntos en materia ambiental, social y de gobierno corporativo serán cada vez más importantes para las valuaciones corporativas.”
En tercer lugar, porque a pesar de las prioridades que se marca BlackRock para el 2019 en relación con la gestión de inversiones (gobierno corporativo, diversidad; estrategia corporativa y asignación de capital; compensación que promueve carreras a largo plazo; riesgos y oportunidades medioambientales; y gestión del capital humano), lo cierto es que la carta es más una declaración de intenciones que la política real de BlackRock: el panorama actual de la ISR todavía está despegando y el margen de maniobra de BlackRock es limitado.
En el informe de mayo de 2018 del BlackRock Investment Institute se observa que si bien los índices de referencia de renta variable centrados en criterios ESG podrían tener un rendimiento inferior durante los períodos de existencia de riesgos, serían más resistentes durante las caídas.
En este mismo documento se observa que los subconjuntos de métricas de ESG pueden señalar tendencias reveladoras. Por ejemplo, en el caso de las emisiones de carbono, las compañías que redujeron su huella de carbono (emisiones de carbono anuales divididas por ventas) en mayor medida cada año tuvieron un mejor rendimiento que las rezagadas en cuanto al carbono.¿Por qué? Las compañías que encuentran maneras de lograr más con menos tienden a ser más eficientes.
No obstante estas prometedoras tendencias, hay que ir con cautela.
- Por un lado, porque es necesaria una mejora de los datos de ESG: los nuevos índices de referencia y productos están haciendo que la inversión ESG sea más accesible en todas los tipos de activos y todas las regiones. Los datos están mejorando, pero aún están incompletos, son ampliamente autoinfomados y no siempre comparables y es necesaria mayor coherencia y transparencia. Esto significa que es clave ir más allá de las puntuaciones principales de ESG para obtener información. Es clave comprender cómo y por qué los componentes individuales de la puntuación pueden afectar el rendimiento entre países, industrias y compañías.
- Por otra parte, el poder de Blackrock en muchas empresas es limitado, ya que la mayor parte de los activos se gestiona en forma de fondos indexados, es decir, son gestores de fondos de índices generales, no de índices para inversionistas socialmente responsables. «Son inversionistas pasivos, sus fondos reproducen diferentes partes del mercado de valores, adquiriendo acciones de todas las empresas integrantes del sector correspondiente. Solo compran o venden acciones cuando cambian las empresas integrantes (muy pocas veces) o cambian sus proporciones en el índice (no son grandes cambios es un rebalance)» (Tony Vives) . Recomendamos en este sentido la lectura del artículo en Agora de Tony Vives “Activismo de Fondos de Inversión: mucho ruido y pocas nueces”.
- Y cuando puede, el fondo no siempre hace un uso suficiente de su influencia. Si recientemente introdujo una serie de fondos socialmente responsables, trabajando en el clima, el carbón, el tabaco o la exclusión de armas de fuego, su política está lejos de ser ejemplar.
Fuente:Asset Manager Climate Scorecard 2018
Así, como anécdota citar que la carta de Blackrock ha encontrado un competidor, una falsa misiva firmada en su nombre por un grupo de activistas por el medio ambiente. El documento enviado por correo electrónico, llegó de la dirección «[email protected]» y que está alojado en un sitio web que imita la página oficial de BlackRock, afirma que el administrador de activos tenía la intención de deshacerse de todas las compañías de carbón en los fondos administrados y que «más del 90% de nuestros más de 1,000 productos de inversión se convertirán para eliminar empresas que no cumplen con los requisitos de París, como el carbón, el petróleo y el gas”. El desmentido de Blackrock sobre la autoría de esta carta no puede ser más elocuente.
Sobre su compromiso con el activismo político véase este gráfico:
Fuente:Asset Manager Climate Scorecard 2018
La implicación con el desglose de Salarios ha sido por contra mayor.
Deja una respuesta