Carmen Castro es economista (doctora por la UPO, Sevilla), experta en Políticas Europeas de Género por la UCM y Máster en Mainstreaming de Género por la Universidad Jaume I de Castellón. (Su tesis doctoral sobre Modelos de Bienestar, igualdad de género y permisos por nacimiento en un contexto de crisis del modelo social europeo obtuvo el ‘cum laude’”).
Consultora de género a nivel nacional e internacional con amplia trayectoria, es autora de propuestas de planes estratégicos para la igualdad de género tanto para empresas como para entidades públicas. Es miembro de la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción (PPiiNA), la Asociación Internacional de Economía Feminista (IAFFE), el Observatorio de Género, Economía, Políticas públicas y Desarrollo (GEP&DO) y ATTAC España.
Es Directora de SinGENEROdeDUDAS, una comunidad de conocimiento y consultoría de género en red y recientemente ha sido nombrada asesora en el Ayuntamiento de A Coruña.
Carmen felicidades por tu nuevo cargo. ¿En qué va a consistir?
Gracias! Es muy ilusionante. Parte de mi cometido es asesorar la transversalidad, es decir, el proceso por el que la Concellaría de Igualdade e Diversidade se convierta en instrumento facilitador de que todas las políticas municipales de A Coruña estén orientadas a conseguir un impacto responsable con una sociedad inclusiva, igualdad de género e igualdad en la diversidad.
¿Qué sesgos de género hay en las políticas públicas Carmen? ¿Hay diferencias a nivel de Administración local y estatal? ¿Cuál es la causa?
Los sesgos de género en las políticas públicas provienen de la división sexual del trabajo que alimentan y de la asimetría jerárquica del valor que transmite la construcción social de las identidades. La mayor proximidad de las políticas locales ofrece un mejor conocimiento de la realidad, de las diferentes condiciones de vida de mujeres y hombres así como la posibilidad de observar y contrastar en qué medida se resuelven las desigualdades y desequilibiros existentes.
El ámbito local ofrece mayor potencialidad para cambiar el modelo de sociedad desde la base, permeando la igualdad en los nuevos procesos de transformación social; sin embargo se enfrenta al obstáculo que representa la tendencia de estos últimos años de minorar su poder -competencias-, sus recursos y capacidad de autonomía.
En las pensiones, las mujeres europeas perciben casi un 40% menos de pensión de jubilación que los hombres y en la pensión de viudedad en España, es menor también para las mujeres. ¿Cómo se puede revertir esta situación?
En el marco actual del sistema de impuestos y prestaciones, basado en la contributividad, la manera de eliminar la desigualdad de género en las pensiones pasa por equiparar plenamente los usos de tiempos que destinamos mujeres y hombres al trabajo remunerado con cotizaciones a la seguridad social y al trabajo no remunerado, fundamentalmente de cuidados a otras personas del entorno familiar. Hay algunas medidas que lo podrían propiciar, como la reducción de la jornada laboral para todas las personas y el consecuente reparto equitativo del empleo; la equiparación de los permisos por nacimiento, de manera que sean iguales, intransferibles y bien remunerados, lo que eliminaría la actual penalización que tiene la maternidad sobre el empleo de las mujeres, propiciando que las lagunas de cotización no afecten exclusivamente a las carreras laborales de las mujeres por su rol de cuidadoras.
Y en materia de seguros, sin embargo, los factores que marcan las diferencias actuariales entre hombres y mujeres no son estructurales sino conducturales y psicológicos. El Tribunal de Justicia de la UE declaró en el año 2011 ilegal la diferenciación pro sexo en la fijación de primas en los contratos de seguro. ¿Qué opinas de esta sentencia? ¿No crees que en algunos casos, puede ser totalmente contraproducente una lectura extrema de las diferencias de comportamiento entre hombres y mujeres, y que éstas últimas salen aquí perjudicadas?
El hecho de que aún haya diferencias en los comportamientos mayoritarios de hombres respecto a los de las mujeres es indicativo del peso que aún tienen los aprendizajes sociales de género; algo que deberíamos diluir ya, interviniendo desde la educación en igualdad y evitando reforzar los estereotipos sexistas. Respecto a las medidas basadas en la mercantilización de la desigualdad, que aparentan ser favorables para las mujeres, convendría despojarlas del efecto ilusorio de ‘resarcimiento’ ya que encierran trampas patriarcales.
El cambio hacia un modelo de sociedad más inclusiva en materia de género depende de factores políticos, económicos y sociales. Hablemos de cada uno de ellos.
¿Qué incentivos económicos hay que establecer en las políticas públicas para que evolucionemos hacia otro modelo de sociedad?
Me cuesta imaginar que podamos conducir el cambio de modelo hacia una sociedad inclusiva a base de incentivos económicos; creo que sería necesario dar un giro radical y orientar todas las políticas públicas de manera que su potencialidad género-transformativa sea favorable con la igualdad efectiva.
En el plano político, ¿cuál es el papel del feminismo hoy en día? ¿Se puede hablar de tendencias distintas?
El papel del feminismo es fundamental, tanto desde los movimientos sociales, como desde la academia y las entidades de acción política. ¿Cómo vamos a avanzar en democratización real sin alejarnos de las ‘falsas neutralidades’ y de las versiones ‘modernizadas’ de la División Sexual del Trabajo ? Necesita de la perspectiva feminista como teoría crítica para analizar la realidad de manera inclusiva y también como práctica política para construir una nueva organización social, política y económica bajo la confluencia de reconocer, redistribuir y representar en equidad .
En la sociedad en red, con creciente participación y creación de nuevos grupos de presión de la sociedad civil ¿Crees que el feminismo debe evolucionar hacia una mayor participación en otros foros, ser menos endogámico? ¿Qué estrategias de actuación se plantean?
Me vas a permitir que cambie el enfoque y conteste con otra pregunta ¿es que se puede justificar que los movimientos y foros sociales no sean permeables a las vindicaciones y acción política feminista? Siempre ha habido -y sigue habiendo- feministas participando en todos los movimientos y procesos de revolución socioeconómica: en el movimiento por la abolición de la esclavitud, en la vindicación de la paz y el desarme, en los movimientos ecologistas, en el altermundismo, en la contracultura, en las organizaciones sindicales, en los partidos políticos, en las redes de economía solidaria, en la educación comunitaria, en los movimientos emergentes de emancipación política, en los nuevos municipalismos y procesos constituyentes … así pues habría que preguntarse cómo es que esos otros movimientos y foros -no específicamente feministas- se resisten a hacer suyas explícitamente vindicaciones como la eliminación la opresión de género y de las violencias machistas que impone el sistema patriarcal.
Esto no quita para darse cuenta de que las feministas necesitamos revisar nuestras agendas y procesos de participación, para redefinir ejes de acción conjunta orientados a un mayor efecto multiplicador e incidencia política en la sociedad red.
De un tiempo a esta parte, y sobre todo con la llegada a la Comisión Europea de Viviane Reding, se empezó a debatir más en profundidad sobre el acceso de la mujer a los puestos directivos. El debate se unió a la paralización de los logros en la ley de igualdad y en otros países también al enquistamiento de las diferencias salariales entre hombres y mujeres y a la discriminación laboral. ¿Cuáles han de ser a tu juicio, las estrategias para lograr la igualdad de género en la empresa?
Creo que habría que empezar interpelando directamente a las empresas, ¿qué justifica la sobrerrepresentación masculina en sus puestos directivos y consejos de administración?
Durante tiempo pensamos que haciendo ver al empresariado la mayor rentabilidad económica, financiera y social de incluir criterios de diversidad y equidad en la gestión empresarial y equipos de trabajo, conseguiríamos ‘convencerles’ de cambiar sus estrategias; hay estimaciones realmente interesantes que deberían haber provocado un cambio de cultura organizacional hacia políticas más inclusivas, sin embargo, la realidad se resiste a integrar la igualdad de género. Tenemos un marco legislativo para la igualdad de derecho y de representación, cabría preguntarse porqué no se hace seguimiento de su pleno cumplimiento.
Finalmente, Carmen. Cuando se debate sobre reivindicaciones de género, como ocurre en otros ámbitos de reivindicación de derechos humanos y derechos sociales, a veces el discurso se polariza (en parte por los medios de comunicación y por grupos interesados) y se pierde fuerza ¿Cómo se puede lograr una mayor confluencia con otras reivindicaciones? ¿Crees que nos falta a la ciudadanía una reflexión profunda sobre otro modelo de sociedad, sobre la sociedad que queremos? ¿O es más efectivo hacer reivindicaciones y una hoja de ruta gradual?
Tener una hoja de ruta es algo muy necesario; aunque es difícil imaginar ese otro modelo de sociedad sin reflexionar colectivamente lo que significa acabar con la ‘hegemonía cultural’, las relaciones de poder desigual que la retroalimentan y cómo ese aprendizaje social se transmite cuando damos por sentado que algunas desigualdades son ‘males menores’ a las que ya nos hemos ido acostumbrando. La persistencia de las violencias machistas, la infravaloración económica de las aportaciones de las mujeres, la guetización de las mujeres en el rol de cuidadoras casi en exclusividad, el déficit democrático por la imposición de la sobrerrepresentación masculina en los procesos y puestos de toma de decisiones, etc. son hechos que indican algunas de las desigualdades más arraigadas que atentan directamente contra el derecho básico de las mujeres a una vida plena, libre de violencias. Hay también señales esperanzadoras que emergen de la concienciación social y de los procesos de empoderamiento ciudadano; el reto está en si conseguiremos contrarrestar la onda expansiva anti-igualitaria que emerge a nivel global. Así que sí, tener una hoja de ruta para una sociedad igualitaria es algo muy necesario.
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